Una hoja tamaño A5 manuscrita, con la receta de chocolate más antigua conservada. Esta hoja perteneciente a un Hidalgo valenciano llamado Ignacio Gilabert, apunto en su dietario diferentes datos que conserva este curioso documento. Aunque el chocolate se conoce en la Corte española desde el emperador Carlos V, las únicas referencias son citas con la palabra chocolate, en esta hoja indica las cantidades y precios para elaborar esta costosa bebida, que solo unos pocos podían consumir, este documento es una pieza para coleccionistas y amantes de los documentos históricos, en este caso de la bebida más famosa de todo el mundo.
De este documento se ha realizado una exposición en uno de los centros culturales más importantes de Valencia,
Datos históricos.Con la llegada al trono español de la Casa de los Borbones, los reyes se sintieron muy atraídos por esta nueva bebida, siendo el desayuno preferido de Felipe V y Carlos III. De esta forma, el chocolate era en el año 1730, uno de los más preciados regalos que podía hacer la realeza. Era servido de la misma forma en las posesiones ultramarinas españolas, generalmente incluyendo canela entre su composición. Carlos III y la Corte solían enviar chocolate como regalo a diferentes casas de Europa, así como al Papa.
El chocolate que se servía en esta época en España era de calidad homogénea e independiente de la clase social que lo tomara; lo que diferenciaba las clases sociales era la jícara sobre la que era servida: el clero, en jícaras de plata o de «porcelana de mérito», las familias distinguidas en otras jícaras decoradas especialmente, el pueblo llano en simples jícaras de barro. La condesa de Aulnoy describió en sus obras literarias las costumbres aristocráticas españolas de servir el chocolate.
El cacao que entra en España durante los siglos XVII y XVIII proviene de las colonias españolas de Nueva España, de Guayaquil en Ecuador y Venezuela en especial el denominado Cacao de Caracas, al cual el autor de este recetario de la primera mitad del siglo XVIII, cita su origen. Inicialmente, el mercado en estas zonas era holandés, y éstos imponían los precios de comercialización del cacao de forma arbitraria. Es por esta razón que España, a propuesta de Francisco Xavier Munibe Idiáquez, constituye el 25 de septiembre de 1728, en virtud de una Real cédula expedida por el rey Felipe V, la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas permitiendo un esquema de intercambio comercial recíproco y exclusivo entre Madrid y la Capitanía General de Venezuela.
Esta organización se convirtió en uno de los mercados de exportación del cacao a Europa. Las tiendas de ultramarinos españolas pronto se vieron abastecidas de cacao y otros productos gracias a la flota de cuarenta y ocho galeras (cada una de ellas con un nombre elegido del santoral) de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas. De este modo, durante el siglo XVIII, existía en las calles de Madrid una gran diversidad de puestos de venta de chocolate en jícaras. Durante el periodo de Carlos III, la Corte de Madrid llegó a consumir cerca de doce millones de libras de chocolate al año.
Este documento estuvo expuesto en la exposición Valencia1750 en el Museo de Bellas Artes de Valencia desde marzo hasta julio de 2015.