Los valencianos somos muy inflexibles en lo que a la paella se refiere y de esta forma nos lo cuenta el Chef José Andrés . La paella es una de las pocas cosas que son capaces de hacer aflorar el nacionalismo que los valencianos. Lo que ha culminado en un temor venial de los cocineros extranjeros a nombrar el plato valenciano. A repudiar la mera invocación de tan pecaminosa palabra por miedo a un linchamiento popular.
“Creo que hago una paella decente. Ahora bien, tengo que decir que siempre que pongo en Instagram una foto [de paella o arroz] de alguien en EE UU, dándole las gracias; me sale un grupo de talibanes de la paella valenciana —”talibanes con cariño”, precisa— que se cargan a la persona en cuestión porque hace un arroz con cosas. A los que se sientan ofendido por el trato a un plato que ellos llevan tan dentro, solo les digo que lo consideren una oportunidad, no de criticar, sino de salir al exterior y exportar los ingredientes auténticos”
José Andrés
Los múltiples juicios populares iniciados por la nueva Inquisición Española, preocupada ahora por la conservación pura y cristalina de nuestra gastronomía. Jamie Oliver sufrió en sus carnes la ira de todo un país cuando osó, en su abominable herejía, verter unos daditos de chorizo sobre un plato de arroz con cosas, conocido en el resto del mundo como «paella». Otros le siguieron poco después. que ya nombran o cocinan arroz, sí, con algunas cosas, unas más acertadas, otras menos. Pero a jamás llaman «paella».
El cocinero apuesta por dar a conocer mejor, dentro y fuera de España, la paella valenciana. Que España y el resto del mundo la conozcan bien. Esto parece una tontería pero estábamos luchando para conseguir que pusieran conejo, no lo conseguimos pero sí el garrofó y una judia plana”, recuerda.
Pero además de los ingredientes, la paella tiene una parte mágica que es la técnica de cocción, el ritual, la leña, el control del fuego, en una “metáfora de la vida de entender y comprender” porque “si controlas el fuego, podrás cocinar todo”, ha expresado José Andrés, que añade que el plato es la expresión del ADN de los valencianos. “Te toma una vida, o varias, intentar entender qué es una paella valenciana”, ha asegurado antes de lanzar una advertencia sobre la paella, que él cocina en Estados Unidos: “Si Dios quiere, algún día la llevaremos a la estación espacial, por qué no”.Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Y otra fuente de polémica. José Andrés se ha referido al recipiente donde se cocina la paella por la disparidad en su denominación —paellera para algunos, paella para otros— para pedir al presidente de la Generalitat que “se presente en la Academia de la Lengua y se pongan de acuerdo porque hay un desaguisado tremendo”.
La comunidad digital española ha logrado, al fin, corregir los excesos culinarios de los cocineros, imprimiendo un celo extremo en la utilización de determinadas recetas y palabras sacras, como la paella; o bien un descontrolado fanatismo popular ha tomado como rehén a un plato y ha exigido un peaje de humillación y abuso verbal para todo aquel que se atreva a rescatarlo. La Inquisición de la paella ha ganado.