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Ingredientes
Instrucciones
La mantequilla es uno de los ingredientes más versátiles en la cocina. Es utilizada en recetas dulces y saladas, y se puede encontrar en diferentes presentaciones en los supermercados: sin sal, con sal, con hierbas, con ajo, entre otros. Pero si queremos darle un toque aún más original y diferente, podemos “saborizarla” nosotros mismos.
Para hacerlo, basta con dejarla a temperatura ambiente para que se ablande y mezclarla con el o los ingredientes que hayamos escogido. Podemos utilizar una espátula o una batidora de brazo para asegurarnos de que se integren perfectamente. Existen muchas opciones a la hora de elegir qué ingredientes agregarle: pescados en conserva (atún, anchoas, sardinas), hierbas aromáticas (cebollino, cilantro, estragón, albahaca), salsas (mostaza, pesto), aceitunas, tomates secos en aceite, ajo, entre otros.
Es importante tener en cuenta que, aunque la mantequilla se impregna del sabor de sus acompañantes rápidamente, el sabor se intensifica con el tiempo. Por lo tanto, es ideal dejarla reposar un par de días. Si la saborizamos con ajo o picante, es mejor que en el momento de prepararla sus sabores sean muy sutiles ya que si la servimos al cabo de unos días, lo que en principio eran unas notas suaves pueden haberse transformado en sabores demasiado potentes.
Una de las mantequillas de sabores que se ha vuelto viral en las redes sociales es la “customizada” con vodka, obra de la influencer Carolina Gelen. Para hacerla, simplemente hay que mezclar ambos ingredientes con una batidora, untar con ella unas rebanadas de pan tostado, colocar una anchoa encima de cada una y espolvorearlas con un poco de pimienta negra recién molida y ralladura de limón.
Pero, ¿cómo podemos presentarla en la mesa? Podemos optar por la forma más sencilla, servirla en un cuenco o hacer decorativos rizos, espirales con los cuchillos y herramientas específicas que existen para ello. Pero también existen alternativas más creativas.
Una opción resultona es el formato rulo. Para hacerlo, una vez atemperada la mantequilla, la envolvemos en film de cocina o papel sulfurizado, enrollándolo y dándole forma de cilindro. Después, giramos ambos extremos como si se tratara de un caramelo para que quede bien cerrado. Luego, la metemos en la nevera para que se endurezca y sea más sencillo cortarla en rodajas de un dedo de grosor aproximadamente. Si queremos ir un paso más allá, podemos recortar las rodajas con un cortapastas para darle forma de estrella, corazón, entre otras formas divertidas.
Otra opción es hacer “bombones” de mantequilla. Para hacerlo, necesitamos una cubitera de hielo; ya sea una tradicional o alguna con formas divertidas. Una vez que la mantequilla esté ablandada, la repartimos
en los huecos de la cubitera, procurando que quede bien compacta y sin huecos de aire. Después, la metemos en la nevera y la dejamos enfriar durante un par de horas, hasta que esté completamente sólida. Cuando esté lista, podemos sacar los cubitos de mantequilla de la cubitera y guardarlos en una bolsa de plástico en el congelador.
Cuando queramos utilizarlos, simplemente tenemos que sacarlos del congelador unos minutos antes para que se descongelen ligeramente y estén listos para untar. Esta es una buena opción si queremos tener mantequilla de sabores siempre disponible en el congelador, y además podemos experimentar con distintos sabores y combinaciones para crear nuestras propias versiones personalizadas.
En resumen, la mantequilla es un ingrediente básico en muchas preparaciones culinarias, y podemos darle un toque original y diferente utilizando toppings o saborizándola con ingredientes como pescados en conserva, hierbas aromáticas, salsas, aceitunas, ajo, entre otros. También podemos presentarla de distintas formas, como en cuenquitos, en formato rulo o en cubitos. Lo importante es que la mantequilla siempre sea de buena calidad y esté en su punto de temperatura para poder trabajarla fácilmente.
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