Se toma leche de vaca, de oveja de cabra se mezclan en porciones aproximadamente iguales, Sométese la mezcla una cocción activa hasta que forma una especie de pasta.
Déjase secar, una vez seca se endurece tomando la consistencia del ladrillo. Córtase en pedazos de cuatro pulgadas de largo por dos de ancho se pone al sol sol de Tartaria que en verano calienta bastante más que el de Castilla sobre un lecho de canas delgadas.
Allí acaba de endurecerse blanquear al extremo de que cualquiera de los lectores, si le enviara una muestra de hyram, la tomarla por un trozo de yeso. Para comerlo se machaca en un almirez hasta pulverizarlo, se echa el polvo en leche fresca.
Los kalkas y otros pueblos errantes del Norte de China y de la Siberia Meridional, le usan casi a diario en las comidas en calidad de postre, y le tienen por manjar delicado. Algunos viajeros que le han probado, entre ellos el inglés Atkinson, disienten radicalmente de esta opinión.
Si alguno de ustedes quiere resolver tan importante problema gastronómico debe tomar billete de Madrid á Moscou, marchar de allí á Barnaul por Tobolsk, y de Barnaul dirigirse caballo bien custodiado á las estepas donde nace el río Selenga.
Es viaje de unos 18.000 kilómetros (ida y vuelta) que requiere de ocho á diez meses de tiempo, ocho ó diez mil pesetas de gasto y humor para emprenderlo.
Sobre todo humor.
Madrid, 25 diciembre 1891 G. Reparaz.
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