Gipsy Chef, el anarquista culinario: «Si me quieren matar por hacer paella, que lo hagan»

Pablo Albuerne, más conocido como Gipsy Chef, no teme desafiar las tradiciones culinarias ni a los puristas del arroz valenciano. Con un estilo irreverente y provocador, revoluciona la cocina desde su silla, ganándose tantos seguidores como enemigos.

En el fascinante mundo de la gastronomía, hay pocas cosas más serias que una buena paella, y si no estás de acuerdo, prepárate para las consecuencias. Eso lo sabe bien Pablo Albuerne, alias Gipsy Chef, un chef que ha hecho de la provocación y la irreverencia su carta de presentación. Con su actitud relajada, su forma de cocinar sentado y su disposición a romper todas las reglas culinarias posibles, Albuerne no solo se ha ganado a una enorme legión de seguidores, sino también a un ejército de haters. ¿Su delito? Osar desafiar la santidad de la paella.

Pero claro, Gipsy Chef no es de los que se amedrentan. «Si me quieren matar por hacer paella a mi manera, que lo hagan», dice entre risas. Albuerne ha encontrado en la polémica su nicho de confort, y aunque los puristas del arroz valenciano le manden amenazas de muerte por sus reinterpretaciones del plato, él sigue firme en su misión de hacer la cocina más accesible, divertida y, sobre todo, libre.

Gipsy Chef: una vida entre fogones (y desafíos)

Nacido en Oviedo en 1976, Pablo Albuerne siempre supo que su destino estaba en la cocina, aunque el camino que tomó para llegar hasta ahí fue cualquier cosa menos recto. Hijo de una abuela que cocinaba maravillas y le transmitió su amor por los sabores caseros, Albuerne se interesó desde niño por los fogones. A los seis años ya estaba experimentando, creando recetas tan extrañas como una tortilla con azúcar, un plato que, como él mismo admite, probablemente sabía horrible. Pero el germen de la creatividad ya estaba plantado.

A pesar de su pasión temprana por la cocina, su carrera profesional dio varias vueltas. Primero quiso ser fotógrafo, luego jardinero, pero siempre acababa regresando al mundo culinario. Su paso por restaurantes de alto copete, como el prestigioso Can Fabes, un tres estrellas Michelin, le enseñó la disciplina y la técnica necesarias para destacar en la gastronomía de élite. Sin embargo, ese ambiente de «dictadura culinaria», como él lo describe, terminó por agotarle. Después de casi un año trabajando jornadas interminables por un sueldo precario, Albuerne decidió que había otra manera de vivir y de cocinar.

Y así nació Gipsy Chef.

¿Por qué «Gipsy»?

El apodo que hoy lo define a nivel mediático no fue una elección demasiado pensada. «Era una broma de juventud», admite Albuerne. Sin embargo, como si fuera una profecía autocumplida, más tarde descubrió que, en efecto, tiene raíces gitanas. Al parecer, un tatarabuelo por parte de su abuela era gitano italiano, y la familia terminó asentándose en Francia. Así que, de alguna manera, el nombre encaja a la perfección con su espíritu libre y su filosofía de vida: un nómada de la cocina que no se ata a ninguna tradición ni norma.

La paella, esa bomba de relojería

Si hay un tema que hace saltar las alarmas en el mundo de Gipsy Chef, ese es, sin duda, la paella. Para muchos, especialmente en la Comunidad Valenciana, la paella no es solo un plato, es una institución. Y como toda institución, tiene sus guardianes celosos que no permiten ningún desvío de la receta «auténtica». ¿El problema? Que ni siquiera esos guardianes se ponen de acuerdo en lo que es auténtico.

Albuerne, con su estilo provocador, ha tocado ese nervio más de una vez, y el resultado ha sido predecible: «Cada vez que hago un vídeo sobre paella, me llegan amenazas de muerte». Pero lejos de retractarse, Gipsy Chef se reafirma en su postura: «La paella es cualquier arroz que se cocina en una paella», sostiene con firmeza, desafiando las reglas y reivindicando que el plato tiene un origen humilde y de aprovechamiento.

Para él, es absurdo que un consejo regulador determine que solo ciertos ingredientes son válidos. «Ni siquiera los valencianos se ponen de acuerdo sobre los ingredientes que lleva la paella», afirma, refiriéndose al hecho de que se permite el uso de colorante alimentario en lugar de azafrán en la receta oficial, algo que considera «una aberración».

En uno de sus vídeos más polémicos, Gipsy Chef preparó una paella usando exactamente los diez ingredientes «autorizados», pero cocinándolos a su manera. «El resultado es bueno, pero lo hago para reflejar lo absurdo de defender algo de manera tan cerrada», comenta. Porque, para él, la paella no debe ser intocable, sino un reflejo de lo que cada uno tiene a mano en su cocina. Y si eso implica ponerle algo que no está en la lista oficial, pues que así sea.

¿Cocinar sentado? Porque puedo

Otra de las peculiaridades de Albuerne es su costumbre de cocinar sentado, algo que no se ve muy a menudo en las cocinas profesionales. «Es comodísimo», asegura, añadiendo que le gusta romper con el estereotipo del chef de pie, con chaquetilla, en un entorno súper controlado. Para Gipsy Chef, la cocina es un lugar de libertad, no de rigidez, y eso incluye la forma en que se posiciona frente a los fogones.

Cocinar sentado, dice, le recuerda a cuando tocas la batería, donde todo está al alcance de la mano. Y aunque a algunos les parezca una locura, a su creciente legión de seguidores les encanta la frescura que transmite. Con más de 200.000 suscriptores en YouTube y otros tantos en Instagram y Facebook, está claro que su estilo irreverente conecta con un público que busca algo más que la cocina convencional.

Técnica de alta cocina en el día a día

Aunque su imagen pueda sugerir lo contrario, detrás de cada plato de Gipsy Chef hay una técnica bien estudiada. Albuerne aprendió las bases de la alta cocina en su paso por restaurantes como Can Fabes, y aunque ya no esté dispuesto a sacrificar 14 horas diarias por un sueldo miserable, sigue valorando la importancia de la técnica en sus creaciones. «La gente piensa que soy un actor, pero los que me conocen saben que mi pasión es la cocina», asegura.

Su objetivo es claro: llevar la alta cocina al día a día. «Muchos piensan que lo que te dan en un restaurante de lujo es algo imposible de replicar, pero ellos también pueden acercarse a ese nivel», afirma. Con esta filosofía, Gipsy Chef propone recetas que son tan accesibles como deliciosas, animando a sus seguidores a experimentar, a cambiar ingredientes y, sobre todo, a perder el miedo a equivocarse.

El futuro de la cocina: libertad y creatividad

Pablo Albuerne no se cansa de romper normas. Su propuesta, que ha conquistado tanto las redes sociales como las librerías, es una defensa a ultranza de la libertad creativa en la cocina. No se trata de seguir recetas al pie de la letra ni de comprar ingredientes exóticos que solo se encuentran en tiendas gourmet. Se trata de cocinar con lo que tienes, adaptarte y, sobre todo, disfrutar del proceso.

«El mejor consejo que me han dado es cocinar sin miedo», recuerda Albuerne, evocando a Tino, uno de sus profesores de hostelería en Oviedo. Ese consejo, unido a su propia necesidad de estar en constante movimiento y experimentación, ha sido el motor de su carrera.

Hoy en día, con dos libros publicados, un programa de televisión y miles de seguidores en todo el mundo, Gipsy Chef sigue siendo fiel a su esencia: la de un rebelde que no teme desafiar las normas y que encuentra en la cocina un espacio de creación y libertad.

¿Y tú, te atreverías a romper las reglas en la cocina o prefieres seguir las recetas al pie de la letra?