Querer adelgazar sin realizar cualquier régimen estricto que requiera un riguroso esfuerzo ya no es un sueño imposible. O al menos así lo indica un estudio, que determinó que la clave para bajar de peso está en beber agua, líquido siempre presente en todo tipo de dieta, ya que no aporta calorías.
Tomando como referencia a 18.311 adultos que participaron de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición en Estados Unidos durante el período entre 2005 y 2012, científicos de la Universidad de Illinois llegaron a la conclusión de que tomar tres vasos diarios reduce hasta 1.400 calorías por semana.
La médica nutricionista Mónica Katz le comentó a Infobae que «existe mucha evidencia de que beber ayuda a perder peso». Y explicó que esto se debe a diferentes mecanismos: «Beber mucha agua diluye la sangre y esto genera una respuesta de adrenalina que aumenta el gasto energético. También aumenta la dopamina, la hormona del placer, y la recompensa. Además, consumir líquidos fríos genera que el organismo necesite aumentar la temperatura corporal y esto gasta calorías extra».
El proceso les permitió a los implicados no alterar los hábitos de alimentación. Pero entonces, ¿cómo es posible recortar tamaña cantidad de calorías? Para la doctora Katz, «beber 2 ó 3 vasos genera una especie de balón transitorio en estómago que ocupa espacio y disminuye el hambre».
Los métodos de examen
La investigación consistió en analizar la alimentación y la hidratación cotidiana de la gente, quienes debieron anotar todo lo que comían y bebían durante las 24 horas. De allí surgió que en promedio las personas consumen 4,2 tazas de agua por día, lejos de lo recomendado por la nutricionista Cecilia Garau: «Las últimas guías de alimentación indican que la cantidad mínima necesaria para hidratar al cuerpo son 8 vasos por día. Esto es para hidratar mucosas, tener una buena diuresis, para no deshidratarse, entre otras razones».
Del estudio formaron parte personas de diferentes orígenes étnicos. Otros factores en consideración fueron el nivel educativo, el de ingresos y el peso corporal. Participaron varones y mujeres jóvenes y de mediana edad, además de adultos mayores, también de ambos sexos. Como conclusión, los efectos de la ingesta de agua simple en la dieta fueron similares en todas las personas.
Tras analizar la información, por medio de una simulación matemática se determinó que solo consumir un vaso de agua por día resta 68 calorías. Y con dos y tres, el número se incrementa a 137 y 205, respectivamente. Todo ello sin modificar el consumo normal de las personas, ni restringir las preferencias culinarias.
Sin embargo, Garau aclaró que las calorías una vez consumidas no pueden ser suprimidas: «El agua no licua calorías del cuerpo. Y no hay nada que las elimine, ni el agua ni ningún otro nutriente. Una mayor cantidad de agua puede generar saciedad que a lo mejor no te hace comer tanto, pero cuando almorzaste 1.400 calorías no se puede desgastar solo con agua».
Asimismo la especialista aconsejó beber en cantidad y a cualquier hora: «La idea es tomar agua durante todo el día, no hay momentos ideales. No hay que esperar la sensación de sed porque eso da un indicio de que hay un principio de deshidratación».
Ante tantos tipos de dietas de adelgazamiento que surgen con frecuencia apareció un método nuevo, diferente, más simple. Y que prácticamente no implica ningún sacrificio, sin privar al paladar de los alimentos predilectos, pasar horas desvelándose en el gimnasio ni mucho menos apelar a la calculadora para contar las calorías. Su eficacia se reflejará con el tiempo.