la egiptóloga Seamus Blackley ha logrado recrear el pan que se consumía en el antiguo Egipto utilizando muestras de levadura recuperadas de vasijas de cerámica. Tras cultivar la levadura durante una semana, se mezcló con los mismos ingredientes que se usaban hace miles de años para elaborar el pan y se horneó en un horno casero. Según los promotores del proyecto, el resultado es una miga de pan suave y de una textura agradable, con un aroma y sabor increíbles. Aunque los resultados científicos aún están pendientes de ser publicados, el objetivo de la investigación es reunir muestras de levadura de diferentes períodos de la historia egipcia y secuenciar sus genomas para estudiar su evolución genética a lo largo de los milenios.
La receta para hacer el pan egipcio milenario se basa en los mismos ingredientes que se usaban en la antigüedad, y es muy sencilla:
Ingredientes:
- 1 taza de masa madre (obtenida de las muestras de levadura antigua)
- 3 tazas de harina (se puede utilizar harina de trigo o mezcla de harinas antiguas como la cebada, kamut y espelta)
- 1 cucharadita de sal
- 1 y 1/2 tazas de agua tibia
- Aceite de oliva sin filtrar
Instrucciones:
- En un bol grande, mezcle la masa madre con la harina y la sal. Agregue el agua tibia y mezcle todo bien.
- Una vez que la masa esté bien mezclada, añada un chorrito de aceite de oliva sin filtrar y mezcle de nuevo.
- Amase la masa durante unos 10-15 minutos, hasta que esté suave y elástica.
- Coloque la masa en un bol grande, cúbrala con un paño húmedo y déjela reposar en un lugar cálido durante unas 2 horas, hasta que haya duplicado su tamaño.
- Precaliente el horno a 220 grados Celsius. Coloque la masa en una bandeja de horno engrasada y hágale unos cortes diagonales en la parte superior.
- Hornee durante unos 30-40 minutos, hasta que el pan esté dorado y suene hueco al golpearlo en la parte inferior.
- Saque el pan del horno y déjelo enfriar antes de cortarlo y servirlo.
Con esta receta, podrás disfrutar de un pan egipcio milenario auténtico y delicioso, basado en las mismas técnicas y ingredientes que se utilizaban hace miles de años.
El pan es uno de los alimentos más antiguos y básicos que existen. Ha sido un alimento esencial en muchas culturas y sociedades, y se ha consumido durante miles de años en todo el mundo. Pero ¿cómo sería el pan que se consumía en la antigüedad? ¿Qué ingredientes se utilizaban y cómo se elaboraba?
La egiptóloga Seamus Blackley se hizo estas mismas preguntas y decidió investigar cómo se hacía el pan en el antiguo Egipto. La clave para recrear el pan antiguo estaba en la levadura, que se utilizaba para hacer que la masa creciera y se volviera esponjosa. Blackley se dio cuenta de que si pudiera obtener muestras de levadura antigua, podría recrear el pan que se hacía hace miles de años.
La idea de obtener levadura antigua no era nueva, pero nadie había intentado recrear el pan antiguo utilizando levadura antigua. Blackley sabía que la levadura se podía encontrar en los poros de las vasijas de cerámica en las que se elaboraba la masa de pan en el antiguo Egipto. Por lo tanto, se puso en contacto con museos de EE. UU. y habló con los conservadores de sus colecciones faraónicas para lograr muestras de estos fermentos.
Sin embargo, nadie parecía entusiasmado con la idea de prestar las vasijas para extraer muestras de levadura. Blackley y su equipo tuvieron que garantizar que su método no fuera destructivo y que no causara daño a los objetos. Al final, lograron el permiso del Museo de Bellas Artes de Boston y del Museo Peabody de Harvard para que ella y el microbiólogo Richard Bowman reunieran las muestras de vasijas que se usaron para ese fin.
Bowman identificó en las muestras el microorganismo que da cuerpo al pan. Inyectó en la cerámica nutrientes y extrajo el líquido resultante. Después, con agua, granos antiguos y en recipientes esterilizados, el microbiólogo cultivó el fermento durante una semana. En este punto del experimento, Seamus Blackley tomó parte del material y se encargó de elaborar la hogaza y hornearla en su propio horno.
Para ello mezcló la levadura resultante con cebada, kamut (una antigua variedad de trigo) y espelta pequeña, los mismos ingredientes usados en el antiguo Egipto para hacer pan. Blackley desvela la elaboración de la receta: «Una muestra de levadura del Reino Antiguo, a la que he añadido agua y aceite de oliva sin filtrar. La idea es hacer una masa idéntica a la de hace 4.500 años. El aroma del fermento es diferente a todo lo que he experimentado».
Tras recuperar la levadura antigua y cultivar el fermento durante una semana, se horneó el pan siguiendo al pie de la letra las recetas que nos han llegado del antiguo Egipto. La masa creció en el interior de un horno casero y el resultado, según sus promotores, es «una miga de pan en forma de pastel, muy blanda y de una textura muy agradable. El aroma y el s
abor son increíbles». El pan resultante tiene una textura densa y húmeda, que se asemeja a un pastel en lugar del pan esponjoso y crujiente que estamos acostumbrados a comer. Además, el sabor del pan es diferente a cualquier otro que hayan experimentado los científicos, lo que sugiere que los métodos de elaboración y los ingredientes utilizados en el antiguo Egipto eran muy diferentes a los que se usan actualmente.
A pesar de este primer éxito, la investigación apenas está en sus inicios, ya que los resultados científicos aún están pendientes de ser publicados. El objetivo ahora es reunir muestras de levadura de recipientes de diferentes períodos de la historia egipcia y secuenciar los genomas para averiguar su evolución genética a través de los milenios.
El proyecto de Blackley y su equipo es un ejemplo interesante de cómo la arqueología y la ciencia pueden trabajar juntas para explorar y comprender mejor la vida y la cultura en el pasado. A través de la experimentación y la investigación científica, podemos obtener una idea más clara de cómo se elaboraba el pan en el antiguo Egipto y cómo la cultura y la tecnología han evolucionado a lo largo del tiempo.
En definitiva, el pan egipcio milenario es una muestra de cómo la comida puede ser una ventana hacia el pasado, y de cómo la ciencia puede ayudarnos a comprender y apreciar mejor las tradiciones y culturas antiguas.
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