Uno de los productos más demandados, de siempre, han sido las pizzas. Un producto calificado como uno de los mejores y más populares a lo largo y ancho del globo . Si algo le debe la gastronomía a Italia es que fue la responsable de dar nombre a la pizza. Un alimento que siempre se encuentra entre los más demandados por los amantes de la comida Mediterránea.
Cada país tiene su propia variante y podríamos llegar a sorprendernos mucho con algunas de ellas. Por ello hoy os queremos dejar una pizza con sabor alemán y cuyo ingrediente principal sea las salchichas frankfurt, como no.
Hoy en día se trata de uno de los platos más universales, independientemente de la lengua hablada y las costumbres de cada sitio. La pizza es además uno de los platos más recurridos los fines de semana y los días de partido. Es un plato muy versátil que admite infinidad de ingredientes, lo que hace que guste a casi todo el mundo. Se podría afirmar que quizá sea la receta más versionada de la historia según las preferencias y los gustos de cada país.
Como todas las grandes creaciones gastronómicas, la pizza ha ido evolucionando, adquiriendo distintas configuraciones en cada lugar en el que se ha ido asentando. De hecho, sus antecedentes directos no pueden considerarse siquiera estrictamente italianos.
Un poquito de historia sobre la pizza
La pizza no deja de ser una preparación culinaria parecida a un pan plano, normalmente de forma redonda, en cuya elaboración entran como ingredientes principales harina, normalmente de trigo, levadura, agua y sal (y en ocasiones se le incorpora aceite de oliva) . Para la parte posterior se utilizará salsa de tomate y queso, imprescindibles en su elavoración y para finalizar y después de haber puesto los ingredientes deseados se hornea.
La palabra “pizza” comparte probablemente su origen con la “pitta” griega y la “pide” turca, una ancestral familia de panes planos.
John Dickie
Aunque hay referencias a la pizza desde el siglo XVIII, la palabra se utilizaba de forma genérica para referirse a toda clase de pasteles y para lo que se conocía como focaccia o schiacciata en otros lugares de Italia, es decir, un trozo plano de masa salpicado con grasa o aceite y cocinado rápidamente en un horno caliente.
Hagamos una pizza
Si decidimos prepararla en casa hay algunas cosas que debemos tener en cuenta para que el resultado sea una pizza con todo el sabor a Italia.
Procura la máxima calidad en los tres ingredientes principales de la pizza: Si te atreves con la masa recuerda adquirir la mejor harina de trigo, levadura, agua y sal. El tomate, la mozzarella y el aceite, siempre de oliva virgen extra, serán otro de los ingredientes a tener en cuenta a la hora de preparar una buena pizza. Si tienes tiempo prepara tu propia salsa de tomate, con tomate natural rallado, siempre le dará más sabor; la mozzarella, que sea fresca, elige la de búfala y escúrrela bien para que no suelte demasiada agua.
Para que quede bien, primero es necesario hornear un poco la base con el tomate y, después, hacer una segunda cocción con los ingredientes. A la hora de hornear la pizza necesitarás que el horno esté muy caliente. Los hornos de las pizzerías alcanzan casi los 380º C, los de leña aún más. En cambio los hornos de casa solo alcanzan los 250 º C, por lo que siempre hay que hacer la pizza a máxima potencia.
Finalmente, el orégano es mejor echarlo en el último momento, justo antes de sacar la pizza del horno, o al momento de hacerlo, para que no se queme. El propio calor de la pizza hará que suelte todo su aroma.
¿Qué necesitas?
Para la masa
- 100 gr. de harina
- 4 cucharadas de agua templada
- ½ cucharadita de aceite
- ½ cucharadita de sal
Para el relleno
- 1 cebolla
- 4 cucharadas de aceite
- salchichas Frankfurt variadas
- 1 vaso de nata espesa
- una pizca de sal
- una pizca de pimienta
- un puñado de Rúcula y orégano
Vamos a hacer la masa
Ponemos la harina de trigo en forma de montaña o volcán y echamos en el agujero del centro el agua con la sal. Posteriormente comenzamos a amasar hasta conseguir una bola que sea un poco elástica, dependiendo del tipo de harina habrá que añadir algo más de agua o harina para que quede una masa que no se pegue a los dedos. Posteriormente incorporaremos el aceite poco a poco. Extendemos la masa de forma fina y cubrimos una bandeja con papel de horno.
como hemos comentado para que quede bien, primero es necesario hornear un poco la base con el tomate y, después, hacer una segunda cocción con los ingredientes.
Pelamos y cortamos la cebolla en trocitos o aros finos y la vamos a estofar con aceite en el microondas durante cinco minutos.
Colocar la cebolla sobre la masa, sazonar, distribuir salchichas Frankfurt en trocitos y cubrir con la crema de leche o nata espesa. Cocer en el horno a 200º C durante unos 10 o 15 minutos, si lo ponemos a máxima potencia.
Finalmente, el orégano es mejor echarlo en el último momento, justo antes de sacar la pizza del horno. Lavar la rúcula, centrifugarla y servirla sobre la pizza.
Qué hacer si guardamos la pizza para el día siguiente
En alguna rara ocasión en la que nos puesa sobrar pizza. Para recalentarla al día siguiente y que la masa no quede como si fuera chicle, lo mejor es calentarla en una sartén de hierro . Calentamos la sartén y ponemos las sobras hasta que la base de la pizza quede crujiente y después añadir a la sartén una gotas de agua, taparla y dejarla unos minutos más con el fuego bajo. Como resultado obtendremos una pizza muy similar a una recién salida del horno.
Si optamos por calentarla en el horno, para darle la humedad que necesita podemos poner una vaso o recipiente con agua, de esta manera evitaremos que la masa quede dura. Este truco también sirve si la calentamos al microondas.