¿Tortilla de patata con o sin cebolla? Es un sempiterno debate y de nuevo el melón se ha vuelto a abrir porque una de las capitales absolutas de este plato típico ha decidido dejar la planta herbácea fuera… aunque sea solamente de su histórico concurso.
Guardianes de una esencia que deja a la luz un huevo cocinado durante pocos minutos para que el resultado sea más jugoso, los promotores de los actos que anualmente ensalzan estas creaciones han dictado sentencia: no a la cebolla.
El municipio, que acoge cada otoño una Semana de la Tortilla en la que se premia al establecimiento que mejor la elabora, ha ganado relevancia mediática en esta ocasión gracias al singular añadido de su particular posicionamiento.
No es una distinción desdeñable la de este duelo, como tampoco lo es tal exigencia.
No en vano, con esta condición ya aplicada, en el último concurso, celebrado este mes, un jurado probó a ciegas todas las tortillas participantes y reconoció como número uno, quizá para sorpresa de foráneos, a una pizzería brigantina.
Sin embargo, Sinuessa, que así se llama el negocio, lo que hizo fue revalidar el título, dado que repite en lo más alto del certamen por segundo año consecutivo y su titular, Giuseppe Giardina, ha contado a Efe que el aluvión de clientes «es tan alto como esperábamos» en las jornadas posteriores.
Es el efecto llamada de una competición que por primera vez censuró el recurso a la cebolla y consagró una receta basada en la sencillez: huevo, patata, sal y aceite.
Carente de oficialidad, esta tortilla, hecha de tal modo, luce un oficioso sello de denominación de origen y podría ejercer como representante por toda Galicia.
El Ayuntamiento, en el que es alcaldesa María Barral, aduce que la decisión adoptada no ha supuesto «un cisma» entre hosteleros, sino que ha sido avalada «mayoritariamente», y también ha contado a Efe que el ingrediente sí se permite en los bares que participen en la ruta gastronómica complementaria.
En pleno puente festivo del Día del Pilar, Betanzos se vistió de gala para repartir pequeños bocados de jugosa y amarilla tortilla por 1,5 euros.
Las raíces de este legado, del de la tortilla de Betanzos, se esconden en el tiempo, aunque las referencias más fidedignas apuntan a su primer impulso en medios de comunicación de toda España en los años cincuenta del pasado siglo.
Por entonces, sin las facilidades de transporte de hoy en día, merecieron algún reportaje en prensa madrileña y se sospechaba incluso de trucos para su sabor, como alguna mezcla al sumar el huevo.
Venerada por Francisco Franco durante sus estancias estivales en el cercano y hoy polémico Pazo de Meirás, la tortilla de Betanzos, transcurrido el tiempo, adquiere este 2018 lustre desde Sinuessa, el ganador de la carrera por el cetro, por únicamente medio punto.
En el origen de este cambio de guión en torno a la cebolla, subyace, alega el gobierno local, la pretensión de que la antigua receta a la que se debe la fama, del restaurante La Casilla, sea respetada.
La regidora sostiene que la «excelencia» tiene que primar para copar más protagonismo tanto en España como fuera de sus fronteras.
Este otoño, fueron finalmente tres los locales que no pudieron optar a premios porque mantuvieron el guiño lacrimógeno en la elaboración.
La Alcaldía elude hablar de prohibición y prefiere referirse a un simple «requisito» y lo cierto es que la contundente postura ha sido respondida con curiosidad en puntos recónditos del mapa, pero no han abundado las voces críticas.
Pareciese que tanta discusión entre partidarios y detractores de la cebolla hubiese tenido siempre, al menos en una disputa con galardones por medio, una conclusión secreta que ahora ha aflorado: sin cebolla.
Palabra, al menos, de profesional de la cocina de Betanzos.