La sorprendente historia del chef que creó las patatas fritas en 1853

24 noviembre, 2025
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La sorprendente historia del chef que creó las patatas fritas en 1853

Un error convertido en un icono gastronómico mundial

La popular patata frita, presente hoy en millones de mesas de todo el mundo, nació en un pequeño restaurante de Saratoga Springs, Nueva York, en 1853. Su creador fue George Crum, un chef de gran reputación que trabajaba en la exclusiva Moon’s Lake House, conocida por atraer a clientes adinerados y figuras destacadas de la sociedad estadounidense.

Crum, hijo de padre afroamericano y madre nativa americana, se había labrado una carrera sólida gracias a su talento en los fogones. Sin embargo, el plato que marcaría su nombre en la historia surgió por casualidad y como consecuencia de una queja.

El día que un cliente exigente cambió el rumbo de la cocina

Aquel verano, un comensal devolvió un plato de patatas fritas asegurando que eran demasiado gruesas. Crum, molesto por la crítica, decidió preparar una versión imposible: cortó las patatas de forma extremadamente fina, las frió hasta que quedaron rígidas y crujientes, y añadió una cantidad generosa de sal.

Lo que pretendía ser una respuesta irónica se convirtió en una sorpresa. El cliente quedó fascinado y pidió otra ración. En cuestión de días, las llamadas “Saratoga Chips” se convirtieron en la especialidad más demandada del establecimiento.

De éxito local a fenómeno global

A pesar de su creciente fama, Crum nunca registró la receta ni reclamó ningún derecho sobre ella. Años más tarde, el chef abrió su propio restaurante, Crum’s House, un local pionero por admitir clientes de todas las razas, algo inusual en la época.

Con el paso del tiempo, las patatas fritas comenzaron a producirse de manera industrial y se transformaron en uno de los aperitivos más consumidos a nivel mundial. Hoy, casi dos siglos después, siguen siendo un símbolo del ingenio culinario nacido de un momento de frustración.

Un legado que perdura

La figura de George Crum continúa siendo objeto de homenaje en la historia gastronómica estadounidense. Su creación trascendió el azar y se convirtió en un alimento universal que acompaña comidas, celebraciones y hábitos de consumo en todos los continentes.

La próxima vez que abras una bolsa de patatas fritas, quizá merezca la pena recordar su origen: el ingenio de un chef decidido a demostrar que incluso una queja puede convertirse en una oportunidad histórica.

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