En la cocina, el arte de no desperdiciar nada es invaluable, y las cortezas duras de quesos como el parmesano son un tesoro culinario que no deberíamos pasar por alto. Estos consejos te guiarán en cómo aprovechar al máximo estas joyas escondidas y elevarán tus platillos a otro nivel de sabor y textura.
Parmesano: Una Fuente de Sabor Duro
La corteza del parmesano es dura al punto de resistirse a ser rallada, pero su potencial culinario sigue intacto. Aquí está la clave para sacarle partido:
- Congelación Inteligente:
- Envuelve las cortezas individualmente y guárdalas en bolsas de congelación. De esta manera, puedes sacarlas del congelador cuando las necesites, sin necesidad de descongelación previa.
Agregando Sabor a tus Creaciones:
- Enriqueciendo Platillos:
- Agrega las cortezas a guisos, potajes, estofados, sopas o salsas durante la cocción. Con el calor, la corteza se ablanda y libera un sabor profundo que transforma tus platillos.
- Toque de Sabor a Asados:
- Mejora tus asados de carnes o verduras colocando las cortezas directamente en la fuente. El sabor del queso infundirá tus ingredientes mientras se cocinan.
El Arte de un Caldo de Corteza:
- Caldo de Corteza de Queso:
- Cocina alrededor de 250 g de corteza en 3-4 litros de agua. Agrega hierbas frescas y granos de pimienta negra. Cocina a fuego lento durante 60-90 minutos, removiendo ocasionalmente. Obtendrás un caldo dorado y aromático.
- Versatilidad en Platillos:
- Filtra el caldo y úsalo para salsas de pasta, sopas, guisos, platos de pollo, verduras o risottos. Si el sabor es intenso, diluye con agua o caldo de verduras o pollo según la receta. Puedes congelar las porciones que no uses.
Aprovechar las cortezas duras en la cocina no solo reduce el desperdicio, sino que también intensifica los sabores y texturas de tus platillos. Cada corteza es una pizca de riqueza culinaria que puede elevar tus creaciones a nuevas alturas de sabor. ¡No subestimes el poder de estas pequeñas joyas de sabor!
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