
El chef de Dénia marca un hito al registrar su nueva propuesta gastronómica como una expresión artística intelectual. Con platos inspirados en disciplinas como la pintura, la danza o el cine, Dacosta propone una experiencia multisensorial con mensaje social y emocional.
Una cocina que ya no solo alimenta: emociona, provoca y dialoga
La alta gastronomía da un salto histórico con el chef Quique Dacosta al frente. Su menú «Octau», creado para la temporada 2025 en su restaurante de Dénia, ha sido reconocido legalmente como obra de arte, siendo el primero en España y en el mundo en alcanzar esta distinción. No se trata de una simple propuesta culinaria, sino de un proyecto artístico que busca trascender los límites tradicionales de la cocina.
«Octau» reúne siete platos, cada uno de ellos desarrollado junto a artistas de otras disciplinas. Música, pintura, danza, escultura, arquitectura, cine y literatura se dan la mano en una experiencia que no solo se degusta, se contempla, se escucha, se huele y se piensa.
Arte que se come y se recuerda
Entre las creaciones del menú se encuentra, por ejemplo, un llucet de Dénia entre plásticos, una potente metáfora visual que denuncia la contaminación marina. También un brioix ahumado que rinde homenaje a la pintura, o una composición inspirada en el ritmo de una pieza musical.
Para Dacosta, estos platos no son simplemente elaboraciones exquisitas, sino obras con un mensaje claro, que interpelan al comensal desde lo sensorial hasta lo ético. “Tengo a alguien sentado tres horas frente a mí. ¿Cómo no aprovechar ese momento para decir algo?”, reflexiona el chef.
Siete artes, un solo menú
El proyecto ha contado con la colaboración de reconocidas figuras del arte como el músico James Rhodes, la cineasta Isabel Coixet, la pintora Paula Bonet, el arquitecto Ramón Esteve y el escultor Manolo Valdés. Junto a Dacosta, han cocreado una narrativa culinaria que integra la sensibilidad de cada disciplina artística en los ingredientes, las texturas y la puesta en escena de cada plato.
“Lo único que cambia es el soporte. En lugar de lienzo, tengo un plato. En lugar de pinceles, tengo ingredientes”, afirma el cocinero.
Ni elitista ni incomprensible: una experiencia para todos
Dacosta defiende que su restaurante, a pesar de su nivel, no es un espacio exclusivo para expertos. “No hace falta saber de arte para disfrutarlo. Mi abuela puede emocionarse con un plato igual que un crítico gastronómico. Cada uno desde su perspectiva”, asegura.
Al igual que en un museo, la experiencia no exige conocimiento previo, pero sí sensibilidad. Quien entra en su restaurante participa de una propuesta artística con capas de lectura que pueden ir desde lo sensorial hasta lo conceptual.
Un reconocimiento legal sin precedentes
Con la protección legal del menú «Octau», la cocina de Dacosta entra en el mismo plano que otras obras protegidas por derechos de autor, como una película o una novela. Este registro garantiza que las creaciones no solo son únicas, sino que forman parte del patrimonio intelectual del autor, abriendo un nuevo escenario para la gastronomía contemporánea.
Este paso no responde a una estrategia de exclusividad, sino a una reivindicación de la cocina como lenguaje artístico legítimo.
Crítica social desde los fogones
La cocina, además de arte, puede ser denuncia. Lo ha demostrado Dacosta con platos que invitan a la reflexión sobre el medioambiente, la sobreexplotación de recursos o la globalización cultural. Para él, la cocina no puede ser indiferente a lo que pasa en el mundo.
“La falta de vivienda o el hambre no son culpa del arte ni de la alta cocina. Pero la cocina puede contribuir a generar conciencia”, sostiene.
Una visión humanista de la gastronomía
Dacosta reivindica la transversalidad del arte, la capacidad de conectar ideas y emociones más allá del soporte. “Como hacía Leonardo da Vinci, que anotaba recetas junto a diseños de máquinas, yo intento que la gastronomía dialogue con el mundo”, explica.
«Octau» es, por tanto, una apuesta por una gastronomía que no solo busca la excelencia técnica, sino que también cuenta historias, conmueve, sorprende y provoca.
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