Dentro de todas las piezas de cristalería, se conoce como copa a cualquier vaso que posea un pie y este destinado a contener liquido para beber. Las copas comenzaron a utilizarse aproximadamente tres mil años antes de Cristo, en el Antiguo Egipto, donde se ofrecían copas de vino a los invitados. Estas copas solían estar decoradas y ser de distintas formas y materiales, desde cristal y cerámica hasta incluso bronce, plata y oro, es mas algunas estaban decoradas con joyas. También eran muy frecuentes las copas de barro, utilizadas por los menos pudientes que no podían acceder a las de oro, plata o cristal.
Los primeros usos de las copas
Luego, con la aparición del soplado de vidrio, la situación cambio ligeramente, ya que la compra de las copas de vidrio se hizo más accesible, aunque los precios eran todavía significantemente altos. El precio del vidrio, y consecuentemente el de las copas, fue bajando con el tiempo, a medida que las técnicas de soplado evolucionaron. Durante el renacimiento se introdujeron nuevos materiales y diseños a la fabricación de copas, entre ellos las incrustaciones y grabados, y llegado el siglo XVII se cambio el vidrio por el cristal, dado que este es más brillante y manejable. Cada pieza de cristalería tiene una forma y tamaño establecido, según su utilización; los diseños de las mismas están pensados para conservar el sabor y destacar las diferentes cualidades de cada bebida. En el caso de las copas, cada tipo fue creado para el mejor disfrute de una bebida específica.
La copa más utilizada a lo largo del mundo es la copa de vino tinto. Esta copa se caracteriza por poseer una copa ancha, con una cavidad amplia y abombada y un tallo fino. Originalmente, la copa de vino tinto solía ser menor en tamaño, pero con el tiempo esto se fue cambiando hasta que se estableció que la copa de agua es más pequeña. Sin embargo, según los expertos, no se deben llenar más de tres cuartos de la capacidad de la copa de vino tinto. Acompañando esta copa se encuentra en normalmente la copa de agua. Esta es casi tan ancha como su compañera pero con una cavidad menos abombada; puede utilizarse para servir agua así también como diferentes jugos, y se sirven hasta cuatro quintos de su capacidad. La copa de vino blanco es similar a la de vino tinto, pero de menor tamaño. Su copa es ligeramente más angosta y larga, ayudando de esta manera a que la temperatura de la bebida se mantenga fría. Esta copa tampoco debe llenarse superando los tres cuartos de su capacidad, como sucede con la de vino tinto.
Formas de copas
A la hora de servir champagne, son tres los tipos de copas que pueden utilizarse. La primera es la copa original de champagne, la cual es la copa abierta. Esta solía utilizarse para brindis, debido a que su apertura permitía que el contenido fuera bebido más rápido; en la actualidad, esta copa es utilizada frecuentemente para servir daiquiris u otros tragos con hielo molido. La copa tulipa es la más utilizada para servir champagne. Es estrecha y alagada, para evitar perder las burbujas del champagne, consecuentemente manteniendo el gas del mismo. Similar a esta copa es la copa flauta, cuya capacidad es ligeramente mayor y menos estrecha en la parte inferior. En cuanto a las copas para cocteles, una de las más conocidas es la copa sour. Esta es una copa baja, con una cavidad alargada pero un tallo considerablemente corto. Se utiliza normalmente para cocteles con su mismo nombre. La copa de jerez es muy similar a esta, con un tallo igual de corto pero una copa más angosta y alargada. Esta se utiliza principalmente para jerez o vinos dulces, y al igual que con las copas de vino, no debe ser llenada hasta el tope. Luego nos encontramos con la copa de coñac, la cual posee una cavidad grande y un pie muy corto, diseñado para forzar la mano a abrazar la copa, manteniendo así la bebida a una temperatura templada.
La copa para licor es la de menor tamaño dentro de las copas tradicionales. Posee un tallo muy corto y no demasiada capacidad, aunque es de las pocas copas que pueden ser llenadas casi hasta el borde. Existen múltiples versiones de la copa de licor, variando en tamaño y diseño, pero no hay ninguna específica para ningún tipo de licor, y todas mantienen como pauta que es la copa más pequeña de las tradicionales. Finalmente tenemos la copa de vermouth, la cual es de tallo corto y boca ancha, y su forma es ligeramente triangular, estrechándose a medida que se acerca al tallo. A pesar de que las copas mencionadas anteriormente son las más comunes de la cristalería, existen a lo largo del mundo múltiples variaciones de cada una, diferenciándose en su forma, tamaño o diseño. Lo único que es constante cuando se habla de copas es que su cristal debe ser lo más fino posible, y que de esto dependerá la calidad de la misma. A nivel profesional, nunca deben utilizarse copas con fallas o que hayan sido rajadas, y siempre debe buscarse las más finas y de mejor calidad dentro del presupuesto de cada uno.