Paella, tortilla y croquetas: La alta cocina española que sobrevive a la revolución molecular

17 septiembre, 2024
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Entre espumas de esferificaciones y platos con nombres impronunciables, los clásicos de la cocina española se mantienen imbatibles. Porque, seamos sinceros, ¿quién cambia una buena paella por un «aire de jamón»? Nadie.


Mucha receta de vanguardia, pero la tortilla sigue ahí, firme como un soldado

¡Qué maravilla! Hoy en día puedes ir a un restaurante de alta cocina y que te sirvan un plato con cinco ingredientes que no puedes ni pronunciar, y cuya explicación parece sacada de un manual de física cuántica. Pero a la hora de la verdad, cuando llegas a casa, el estómago te dice otra cosa. Porque, seamos sinceros, por muy emocionantes que sean las nuevas tendencias culinarias, nada supera una buena paella, una tortilla de patatas o un cocido madrileño que te reconforta más que una tarde de manta y sofá.

La cocina española ha vivido una revolución, es cierto. Gracias a chefs como Ferran Adrià, la gastronomía del país se catapultó al estrellato mundial con espumas, nitrógeno líquido y platos que parecían obras de arte contemporáneo. Pero en medio de tanta sofisticación, hay algo que no ha cambiado: seguimos siendo fieles a los clásicos. Porque si bien la alta cocina es una experiencia maravillosa, nada como el sabor de lo auténtico. Y ahí está el truco: por más recetas nuevas que salgan, los platos tradicionales siguen siendo los reyes de la mesa española.


La paella: El plato que nunca pasa de moda (aunque lo sigan intentando)

La paella es el rey indiscutible de la gastronomía española. A lo largo de los años, ha sufrido tantas versiones y experimentos que uno ya no sabe si lo que te sirven es una paella o un arroz disfrazado de lagosta con espuma de no sé qué. Pero la verdad es que, en su esencia, la paella siempre es la paella. No importa cuántas veces intenten añadirle ingredientes extraños (¡ojo, guisantes!), la auténtica, la de verdad, sigue ahí, con su sofrito, su caldo, y su socarrat en el fondo.

Que levante la mano quien no se haya sentido ofendido al ver una «paella de quinoa» o «paella vegana» en algún menú hipster. ¡Sacrilegio! La paella es una institución, y aunque podamos aceptar ciertas variaciones, los ingredientes básicos siguen siendo intocables. La receta ha cambiado poco en los últimos siglos porque, como dicen por ahí, si no está roto, no lo arregles. Y así, mientras el mundo de la alta cocina sigue jugando con esferificaciones, la paella sigue triunfando, especialmente los domingos en familia.


La tortilla de patatas: Porque la sencillez siempre gana

Si hay algo que demuestra que en la cocina, menos es más, es la tortilla de patatas. Patatas, huevos, aceite, y si te pones rebelde, cebolla. Ya está. ¡No necesita más! ¿Y qué ha cambiado en la receta de la tortilla de patatas en los últimos 100 años? Absolutamente nada. Puedes añadirle chorizo, o meterla en un bocadillo, pero en su versión clásica, la tortilla de patatas sigue siendo la reina indiscutible de las mesas.

Ni nitrógeno líquido, ni trufas, ni experimentos raros. La tortilla de patatas es la prueba de que a veces, lo que más queremos es un plato simple y reconfortante. Eso sí, el único debate posible aquí es el de siempre: ¿con cebolla o sin cebolla? Y no, las espumas de huevo con patata en el mundo de la alta cocina no cuentan como tortilla. ¡Que se note la yema líquida y el sabor de lo tradicional!


Croquetas: Las joyas de la corona del aprovechamiento

Ah, las croquetas. Ese plato que ha salvado más sobras de comida que cualquier otra receta. Las croquetas son como el Houdini de la cocina española, capaces de transformar cualquier resto de comida en una delicia crujiente. Han pasado los años, las modas, y las croquetas siguen reinando en bares, cenas familiares y, por supuesto, bodas. Si alguien ha intentado mejorar la receta original, sinceramente, no lo ha logrado.

Pero, eso sí, han aparecido croquetas de todo tipo: de jamón, de bacalao, de setas, y hasta de fabada. Porque las croquetas son el lienzo perfecto para experimentar, pero al final del día, todos sabemos que la croqueta de jamón ibérico sigue siendo la campeona. ¿Qué ha cambiado? Nada. ¿Qué importa? Tampoco. Mientras siga habiendo croquetas crujientes por fuera y cremosas por dentro, el mundo será un lugar mejor.


El cocido madrileño: Porque la modernidad no calienta como el caldo de la abuela

El cocido madrileño, ese plato que te hace entrar en calor solo con olerlo, es otra de esas recetas inmutables. Es un festín en tres actos: la sopa, los garbanzos con las verduras, y las carnes con la panceta. ¿Quién necesita más? Ni Ferran Adrià podría inventar una esferificación capaz de replicar esa sensación de plenitud que te deja un buen cocido.

Y mientras los cocidos del futuro podrían venir servidos en probetas de laboratorio, el clásico sigue siendo el plato que todos esperamos cuando hace frío. La receta se mantiene prácticamente intacta desde hace siglos, porque no se puede mejorar lo perfecto. Eso sí, la gran revolución ha sido que ahora puedes pedir cocido a domicilio. Ah, la tecnología al servicio de la tradición.


Jamón ibérico: Porque ni la tecnología puede mejorar a los cerdos felices

El jamón ibérico es como el Rolls Royce de la gastronomía española. Aquí no hay duda, ni debates. Cuando tienes una pata de jamón bien curada delante, lo único que necesitas es un cuchillo afilado y paciencia para cortar las lonchas finitas. Y, aunque la tecnología ha avanzado en muchos aspectos, ningún chef ha sido capaz de mejorar lo que hace un cerdo ibérico alimentado con bellotas. El jamón es simplemente perfecto, y no necesita nada más.

¿Qué ha cambiado? Quizás la forma en que lo compramos: ya no es necesario esperar a que alguien te invite a una boda para disfrutar de él. Ahora lo encuentras en supermercados, bares y hasta en tiendas gourmet internacionales. Pero el jamón, en su esencia, sigue siendo el mismo. La verdadera revolución está en que ahora puedes comprarlo cortado y envasado, pero sinceramente, ¿quién va a decir que eso es un cambio malo?


Conclusión: La alta cocina está muy bien, pero la tradición manda

En un mundo en el que la cocina se ha vuelto más complicada que nunca, con ingredientes y técnicas que parecen sacados de una clase de química avanzada, los platos tradicionales de España siguen siendo los reyes de la mesa. La paella, la tortilla de patatas, las croquetas, el cocido y el jamón ibérico no han cambiado porque no necesitan cambiar. Son las recetas que nuestros abuelos preparaban y que seguimos cocinando hoy, porque lo bueno nunca pasa de moda.

Así que, por mucho que nos guste experimentar de vez en cuando con espumas de aire y esferificaciones de melón, la realidad es que cuando llega la hora de la verdad, lo que de verdad nos llena el alma (y el estómago) son los platos de toda la vida. Y tú, querido lector, ¿eres más de alta cocina o de los clásicos de siempre? ¿Qué plato tradicional nunca falta en tu mesa? ¡Cuéntanos!

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