ALICANTE, La Guardia Civil se ha incautado de 604 kilogramos de pulpo (octopus vulgaris) que no había pasado por los pertinentes controles sanitarios en un restaurante de Santa Pola (Alicante), según ha informado el instituto armado en un comunicado.
Agentes de la Patrulla de la Comandancia de Protección de la Naturaleza (Pacprona), con la colaboración de la Inspección de Pesca Marítima de la Generalitat, detectaron la pasada semana, en el marco de una investigación abierta, que varias embarcaciones de pesca con artes menores descargaban parte de sus capturas en un vehículo particular.
Así, la Guardia Civil siguió al vehículo hasta el restaurante y esperó a que entregaran la carga para realizar una inspección. La carga resultó ser pulpo recién pescado y otras especies que no habían pasado por los pertinentes controles sanitarios.
Además, los agentes localizaron otro local anexo donde en tres grandes congeladores industriales almacenaban gran cantidad de bolsas de pulpo que carecían de toda la documentación sobre su procedencia.
Según ha recordado la Guardia Civil, todos los productos del mar que se comercializan deben pasar unos controles sanitarios, que se realizan en la lonja, y que tienen como fin el evitar posibles intoxicaciones a los consumidores. Sin embargo, todo el pescado que había en los congeladores era clandestino y no tenía documentos de trazabilidad.
Al no disponer de información básica como dónde y cuándo se habían pescado, o si eran aptos para el consumo humano, los agentes del Seprona decidieron incautar todo el pescado, más de 600 kilos, que una vez comprobado que eran aptos para el consumo, fueron entregados a un centro benéfico.
El restaurante podría haber comercializado todo el pescado almacenado por unos 7.000 euros, a pesar de que el precio pagado por la mercancía era considerablemente inferior, al no haber pasado los pertinentes controles.
La Guardia Civil y la Inspección de Pesca Marítima de la Generalitat han levantado las consiguientes actas administrativas que conllevan sanciones económicas bastante elevadas, mientras la investigación sigue abierta por si hubiera más restaurantes implicados en este tipo de práctica.