La historia del bombón Ferrero Rocher se remonta a principios de los 80′, un dulce lleno de distinción y elegancia gracias a los anuncios de televisión protagonizados en España por personalidades como Isabel Preysler, la modelo catalana Judit Mascó o Paloma Cuevas.
Con ello, Ferrero Rocher se convirtió pronto en líder en su categoría, logrando que el que compraba los bombones se sintiera, de alguna forma, parte de todo aquello. Una dirección que los ha hecho tremendamente populares por estas fechas, donde su consumo es especialmente mayor. No obstante, ha sido la propia Ferrero Rocher quien ha retirado varios lotes por contener una serie de proteínas lácteas que no vienen reflejadas en la etiqueta.
Así, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), dependiente del Ministerio Consumo, ha alertado sobre la necesidad de que se retiren de los puntos de venta todos los lotes vendidos en nuestro país del chocolate Grand Ferrero Rocher Dark 125 gramos que tienen fecha de consumo preferente hasta el 20 de abril del próximo 2022 por contener trazas de leche no indicadas en la etiqueta.
Según ha informado Consumo este pasado 26 de diciembre y ha ratificado la propia empresa, el motivo de esta retirada es que se han detectado proteínas lácteas no identificadas en el etiquetado, por lo que se ha especificado que la ingesta de este chocolate es totalmente segura para aquellas personas que no sufren ninguna intolerancia ni alergia a la leche o a sus proteínas.
Este Ferrero Rocher contiene una serie de proteínas lácteas que no vienen reflejadas
A través de su página web, Ferrero indicó el día 24 de diciembre que este producto podía contener trazas no declaradas de leche, por lo que recomendaba específicamente a «los consumidores con alergia o sensibilidad severa a la leche» que no consumiesen el bombón.
Para el resto de compradores, este bombón de chocolate negro extrafino con avellanas es «perfectamente seguro para su consumo» si no se tienen alergias a la leche ni a ningún otro posible alérgeno declarado.
Los lotes del producto con un etiquetado en el que no se declaraba correctamente este alérgeno fueron detectados en un autocontrol de la empresa, concretan desde la Aesan en la alerta alimentaria de consumo. Tras ser distribuido prácticamente en todo el territorio español, se ha procedido a la retirada de todos los lotes afectados del Grand Ferrero Rocher Dark, de 125 gramos por unidad y con fecha de caducidad del 20/04/2022 y código de barras EAN 8000500373842. Concretamente, los bombones retirados son los lotes L252RWAJ, L253RWAJ, L266RWAJ, L267RWAJ, L287RWAJ, L294RWAJ, L240RW-J, L284RW-J, L306RW-J
Igualmente, estos bombones no comportan ningún riesgo para aquellas personas que no sean alérgicas a las proteínas lácteas
Desde la Aesan, constituida dentro del Ministerio de Consumo, han recordado que se ha trasladado esta información a las autoridades competentes de las comunidades autónomas para verificar la retirada de estos lotes de Ferrero Rocher afectados.
Asimismo, han reiterado que este producto «no comporta ningún riesgo» para aquellas personas que no sean alérgicas a las proteínas lácteas.
Consumo recomienda a los clientes que hayan comprado el producto y que pudieran tener algún tipo de alergia o reacción a la leche que no lo tomen y se pongan en contacto con Atención al Cliente del Grupo Ferrero. Esta alerta solo se limita a este producto específico de entre toda la gama, y se recuerda que no supone ningún peligro para todas aquellas personas tolerantes en cuanto a la ingesta de lácteos.
Un bombón característico para Navidad
La compañía italiana comercializa su gama de bombones en casi todo el mundo, de hecho, su Ferrero Rocher clásico es el bombón más vendido del mundo. Su enorme producción crece año a año, y desde la empresa estiman que su campaña de Navidad copa entre el 60% y 70% de los ingresos anuales.
Ayuda que su presentación por unidad parece en sí misma un regalo, de ahí que sea tan característico para Navidad, pero tiene mucho que ver con que al principio, cuando se empezó a vender en países europeos, solo se vendía durante la estación de invierno, porque el frío evitaba que se derritiera.
Así que era una rareza encontrar un Ferrero Rocher intacto en un verano y la temporada de comerlo coincidía con la nieve, los renos, los árboles de Navidad y Santa Claus.