Alimentación en Judea en el siglo I: alimentos comunes y prácticas culinarias
La dieta cotidiana en Judea durante el siglo I d.C. (periodo del Segundo Templo, bajo dominio romano) se basaba en alimentos sencillos de origen agrícola, complementados ocasionalmente con productos animales. El pan era el pilar de la alimentación: se elaboraba principalmente con trigo o cebada, cereales abundantes en la región. Estudios históricos estiman que el pan aportaba entre el 50% y 75% de las calorías en la dieta promedio
biblicalarchaeology.org. De hecho, los cereales eran considerados el alimento básico de la población. El pan de cebada, más barato y accesible, era consumido por las familias humildes, mientras que el pan de trigo, de mayor calidad, se destinaba a ocasiones especiales o a los más acomodados
Otros productos mediterráneos fundamentales eran el aceite de oliva y el vino. El aceite de oliva se extraía en prensas artesanales y era indispensable en la cocina como grasa para cocinar, como aderezo y para la conservación de alimentos
israeleconomico.com. Además, el aceite tenía usos importantes en las ceremonias religiosas judías y para la iluminación de los hogares
israeleconomico.com. El vino, elaborado a partir de uvas locales, era una bebida cotidiana incluso para los estratos modestos
israeleconomico.com. Dado que el agua potable segura podía escasear, era común diluir vino en agua para aprovechar sus propiedades antisépticas y potabilizar el agua
biblicalarchaeology.org. No obstante, el acceso al vino dependía de los recursos de cada uno: en la Mishná se menciona que, para las mujeres de familias muy pobres, el vino ni siquiera estaba incluido en la ración mínima de alimentos, reflejando que su consumo regular era más propio de clases acomodadas
Junto con los cereales, legumbres y vegetales conformaban la base de la dieta. Se cultivaban o recolectaban leguminosas como habas, garbanzos, lentejas y guisantes (denominadas pulses en las fuentes anglosajonas)
biblicalarchaeology.org. Estos aportaban proteínas vegetales importantes. También se consumían verduras y hortalizas locales (ajo, cebolla, pepinos, etc.), así como frutas estacionales y secas, destacando los higos y las uvas pasas
biblicalarchaeology.org. Un pasaje de la literatura rabínica señala que incluso en una ración mínima semanal no debían faltar cierto pulso, aceite y higos secos o tortas de higo, evidenciando que estos productos formaban parte de la canasta básica
biblicalarchaeology.org. Para endulzar o para aportes calóricos adicionales se recurría a la miel (incluso miel de dátiles) y frutas dulces.
En cuanto a la preparación y sabor de los platos, la cocina era sencilla pero sabrosa. Se usaban hierbas y especias locales para condimentar, tales como eneldo (anís), comino y mostaza
biblicalarchaeology.org. Los alimentos se podían consumir crudos, hervidos en guisos o estofados, o asados según el caso. El pan se cocía en hornos de barro o sobre planchas al fuego; en zonas rurales persistían métodos antiguos de molido de grano (por ejemplo, con morteros o molinos manuales de piedra) para producir la harina necesaria
biblicalarchaeology.org. Los hallazgos arqueológicos muestran figurillas y relieves de mujeres moliendo grano de rodillas con molinos manuales (saddle querns), un método que perduró en aldeas pequeñas incluso hasta la época romana
La carne no era habitual en la mesa diaria, en parte por su costo y en parte por restricciones culturales. Para la mayoría de la población, la carne era un lujo reservado a festividades religiosas o eventos importantes
israeleconomico.com. Los animales de cría más comunes eran las ovejas y cabras, valoradas más por sus derivados (leche, queso, yogur y lana) que por su carne. Se consumía carne de cordero o cabrito principalmente en celebraciones (por ejemplo, en la Pascua se sacrificaban corderos)
israeleconomico.com, mientras que la carne de ovejas/cabras más viejas podía aprovecharse ocasionalmente en guisos
israeleconomico.com. Un estudio arqueológico de los desperdicios domésticos en Jerusalén (Ciudad de David) confirma que alrededor del cambio de era, el 70-80% de los huesos de animales hallados eran de ovejas y cabras, con minoría de reses (vacas) y aves de corral
ynetnews.com. Esto indica que el cordero/cabra era la carne más consumida cuando se consumía carne, mientras que la de vacuno o pollo era más escasa. Los pobres solían aprovechar animales más viejos y cortes poco selectos, mientras que los mejores cortes aparecen en basureros cercanos al Templo, vinculados a clases altas
También se criaban aves de corral en menor escala –palomas, tórtolas y gallinas– para obtener carne y huevos
israeleconomico.com. Las aves (especialmente pichones o palomas) eran usadas en sacrificios en el Templo y, aunque kasher (permitidas) para comer, parece que su carne no era de consumo masivo; el estudio en Jerusalén no halló prácticamente restos de palomas en la dieta común
ynetnews.com. Las gallinas, introducidas por influencia helenística, proveían algunos huevos y carne, pero su aporte seguía siendo modesto en comparación con los rebaños de ovinos
El pescado complementaba la dieta de forma ocasional. En zonas interiores de Judea, como Belén o Jerusalén, la pesca local era inexistente, pero llegaban pescados conservados en salazón (sardinas, arenques, caballas) desde las costas del Mediterráneo o del mar de Galilea por medio del comercio
israeleconomico.com. Este pescado salado era apreciado por su sabor y valor nutritivo, y su conservación en sal permitía transportarlo largas distancias. Sin embargo, no era un alimento básico diario sino un complemento esporádico para quienes podían costearlo
israeleconomico.com. En regiones cercanas a cuerpos de agua (Galilea, río Jordán), el pescado fresco tendría mayor presencia; por ejemplo, los Evangelios mencionan a pescadores en el lago de Galilea y la venta de pescado salado era común en mercados. En general, la dieta judía antigua incluía pescado preparado de diversas formas –fresco, seco, salado o ahumado– pero su disponibilidad dependía de la ubicación geográfica
Proteínas animales también se obtenían de huevos (de gallina u otras aves) y de los lácteos. Como se mencionó, la leche de cabra y oveja era importante; con ella elaboraban quesos y yogures que formaban parte del menú cotidiano
israeleconomico.com. Estos lácteos, junto con las legumbres, compensaban en parte la escasez de carne en la dieta común. Eran alimentos nutritivos, de fácil conservación (quesos curados) y a menudo intercambiados en mercados locales
En suma, la alimentación en Judea hace 2000 años seguía el patrón mediterráneo clásico (cereales, aceite de oliva, vino, frutas, legumbres) adaptado a las condiciones locales y a las tradiciones judías
israeleconomico.com. Era una dieta simple pero nutritiva
israeleconomico.com, orientada a la subsistencia. La influencia romana se notaba en la presencia de algunos nuevos alimentos o costumbres (p. ej., la introducción del pollo, o prácticas culinarias como banquetes con vino), pero la población judea en general mantuvo sus prácticas alimentarias tradicionales vinculadas a su entorno agrícola y religión
Normas dietéticas judías (kashrut) y su influencia
La dieta en Judea estaba profundamente influida por las leyes dietéticas judías (kashrut), que determinaban qué alimentos eran puros o permitidos y cómo debían prepararse
israeleconomico.com. Estas normas, basadas en la Torá (Levítico 11, Deuteronomio 14), prohibían consumir ciertas especies animales y combinaciones de alimentos. Por ejemplo, estaba totalmente prohibido comer carne de cerdo (cerdo, jabalí) y de otros animales considerados impuros. Igualmente no eran kosher los mariscos, crustáceos y ciertos peces (toda criatura acuática sin aletas ni escamas, como el bagre, el tiburón, etc.)
smithsonianmag.com. Entre las aves, se evitaban aves de rapiña e inmundas, consumiéndose solo aves consideradas limpias (palomas, gallinas, patos, etc. estaban permitidos en principio). Además, estaba prohibido ingerir sangre: los animales debían ser sacrificados mediante desangrado ritual (shejitá) y se drenaba la sangre antes de cocinar la carne. También la ley mosaica prohibía «cordero cocido en leche de su madre», base de la posterior norma de no mezclar carne con lácteos; para el siglo I, los judíos piadosos ya evitaban preparar o consumir platos que combinaran carne y leche juntos
rmig.eatrightpro.org (esta práctica de separación se atestigua en la tradición farisea temprana).
La observancia de estas normas de kashrut diferenciaba la dieta judía de la de otras culturas mediterráneas (como la grecorromana, donde el cerdo era común). La arqueología confirma que la población judía de Judea en el período romano seguía mayormente estas restricciones: por ejemplo, en los vertederos de basura de la Jerusalén de los siglos I a C. – I d.C. prácticamente no aparecen huesos de cerdo, a diferencia de asentamientos no judíos
ynetnews.com. En estudios de restos faunísticos, los huesos de cerdo representan solo un 0–2% de los restos en sitios de Judea de época romana, evidencia clara de que el consumo de cerdo era mínimo o inexistente
patternsofevidence.com. De hecho, investigadores hallaron un esqueleto completo de cerdo del siglo VII a.C. en Jerusalén y destacaron que «aunque el consumo de cerdo no era preferido en la región de Judá, la presencia de un cerdo sugiere que no fue completamente inexistente»
timesofisrael.com. Pero para el siglo I d.C., tras las reformas religiosas del período asmoneo, la identidad judía estaba fuertemente ligada a la observancia alimentaria, y la ingesta de animales impuros se había vuelto muy rara
Un estudio reciente publicado en la revista Tel Aviv (2021) examinó miles de restos de peces en asentamientos antiguos de Judea. Los arqueólogos Yonatan Adler y Omri Lernau encontraron que en épocas anteriores, como el período persa (s. VI-IV a.C.), los habitantes consumían en abundancia peces no permitidos (como bagres, tiburones y rayas, especies sin aletas y escamas)
smithsonianmag.com. Sin embargo, avanzando hacia la época romana (63 a.C. – 324 d.C.), los restos de estos peces no kosher prácticamente desaparecen de la basura antigua
smithsonianmag.com. Es decir, para el siglo I de nuestra era, la población judea casi no consumía especies ictícolas prohibidas. Hallazgos similares se tienen con restos de cerdos: mientras que en la Edad de Hierro hubo consumo notable de cerdo en el reino de Israel del norte, en Judá (sur) ya entonces era raro
smithsonianmag.com, y en época romana la ausencia de huesos de cerdo es casi total. Todo ello sugiere que, a esas alturas, los judíos de Judea “se habían vuelto kosher”, adoptando plenamente las reglas alimentarias prescritas en la Torá
Por tanto, las normas dietéticas judías modelaban la alimentación: no se criaban cerdos (si alguien los comía sería la excepción), se preferían animales permitidos como ovejas, cabras, reses o aves limpias, y se purificaba y preparaba la comida según ritual. Estas reglas añadían un sentido religioso a actos cotidianos como comer, y distinguían a la comunidad judía de sus vecinos gentiles. A la vez, hacían de la dieta una alimentación simple pero saludable, basada mayormente en vegetales, granos y proteínas permitidas
israeleconomico.com. En síntesis, la cocina judea del siglo I combinaba los productos mediterráneos disponibles con las prescripciones de la ley mosaica, dando como resultado un patrón alimentario peculiar: frugal, centrado en el pan, el aceite y la vid, con carnes y manjares en contextos festivos o de culto (por ejemplo, la cena de Pascua/Pésaj con cordero asado, pan ácimo y hierbas amargas tal como ordena Éxodo 12
La Última Cena: ¿cena pascual o comida de despedida común?
En este contexto cultural y religioso se sitúa la Última Cena de Jesús con sus discípulos en Jerusalén, la noche antes de su crucifixión. La naturaleza exacta de esa cena ha sido tema de debate entre historiadores, teólogos y exégetas: ¿fue una Cena de Pascua judía (Séder de Pésaj) celebrada por Jesús y sus discípulos, o más bien una cena ordinaria de despedida sin el marco ritual pascual? Las fuentes primarias –los Evangelios canónicos– ofrecen relatos ligeramente divergentes, lo que ha dado pie a diferentes interpretaciones.
Tres de los Evangelios (Mateo, Marcos y Lucas, conocidos como sinópticos) presentan la Última Cena como una comida de Pascua, celebrada al inicio de la fiesta de los Ácimos. Por ejemplo, Marcos narra que el mismo día “cuando se sacrificaba el cordero pascual” los discípulos preguntaron a Jesús dónde preparar la cena de Pascua, y describe a Jesús enviándolos a acondicionar una sala para comer el cordero con sus discípulos (Marcos 14:12-16)
bibleinterp.arizona.edu. Lucas 22:15 incluso cita a Jesús diciendo: “He deseado ardientemente comer esta Pascua con vosotros antes de padecer”
denvercatholic.org. El renombrado biblista Joachim Jeremias, en The Eucharistic Words of Jesus (1966), enumeró hasta 14 paralelismos entre la tradición de la Última Cena y el ritual del Séder de Pascua judío
biblicalarchaeology.org, apoyando la idea de que aquella cena fue efectivamente una celebración pascual: se realiza de noche en Jerusalén, con los comensales reclinados, se come pan y se bebe vino, se cantan himnos, etc., todos elementos típicos del Séder
biblicalarchaeology.org. Según esta visión tradicional, Jesús cumplía con la costumbre judía de celebrar la Pascua con sus discípulos, pero durante la cena otorgó un sentido nuevo a los elementos (identificándose simbólicamente con el cordero pascual y estableciendo la Eucaristía a partir del pan y vino).
Sin embargo, el Evangelio de Juan difiere en la cronología: sitúa la muerte de Jesús antes de la cena de Pascua. Juan 19:14 declara que la crucifixión ocurrió en “el día de Preparación de la Pascua”, es decir, la víspera cuando se sacrificaban los corderos, antes de que comenzara la fiesta al anochecer
biblicalarchaeology.org. En el Cuarto Evangelio no se relata explícitamente ninguna cena pascual la noche anterior; más bien, Jesús habría comido una última cena ordinaria con sus discípulos antes de Pascua. Según Juan, Jesús muere a la hora en que los corderos pascuales eran inmolados en el Templo, subrayando simbólicamente que Él mismo es el Cordero pascual que quita el pecado (teología explícita en Juan 1:29)
biblicalarchaeology.org. Esta discrepancia pone en entredicho la naturaleza pascual de la Última Cena: si Jesús murió antes de iniciarse la Pascua, entonces la cena de la noche previa no pudo ser el Séder formal de Pascua, sino simplemente una comida de despedida con sus discípulos
Los estudiosos han tratado de resolver esta aparente contradicción con diversas hipótesis:
- Aceptación del relato de Juan (Última Cena no pascual): Varios historiadores modernos consideran más plausible la cronología de Juan por motivos históricos. Señalan que sería altamente irregular que las autoridades judías juzgaran y ejecutaran a Jesús en pleno día de Pascua (15 de Nisán), ya que ello violaría la solemnidad festiva y las leyes religiosas que prohibían juicios y ejecuciones en días sagradosbiblicalarchaeology.orgbiblicalarchaeology.org. Los evangelios sinópticos, al ubicar juicio y muerte de Jesús durante la fiesta, plantean una situación poco verosímil desde el punto de vista de las prácticas judías contemporáneasbiblicalarchaeology.org. Esta incoherencia hace pensar que la tradición sinóptica pudo haber teologizado la Última Cena como pascual perdiendo de vista detalles históricosbiblicalarchaeology.org. Por el contrario, Juan ofrece una secuencia más coherente: Jesús muere antes de Pascua (evitando el problema legal) y por tanto la cena anterior fue común. Numerosos expertos hoy día “creen que el contexto ritual de la Última Cena no fue un Séder, sino una comida judía estándar”biblicalarchaeology.orgjewishcurrents.org. Es decir, Jesús habría celebrado una cena de despedida no ritual pero sí cargada de significado, en la cual instituyó simbólicamente un nuevo rito (la Eucaristía) sin que coincida necesariamente con la liturgia pascual tradicional.
- Reconciliación mediante distintos calendarios: Otros investigadores proponen que Jesús sí celebró la Pascua, pero en una fecha distinta a la oficial judía. La hipótesis de los “dos calendarios” sugiere que en aquella época coexistían diferentes cómputos: el calendario lunisolar oficial (usado por el Templo y la mayoría, que situaría la cena pascual en viernes noche aquel año) y un calendario solar esenio como el hallado en los manuscritos de Qumrán. En los años 1950, la erudita Annie Jaubert argumentó que Jesús y sus discípulos pudieron seguir el calendario esenio (en el cual la Pascua caía unos días antes)jewishcurrents.org. Así, habrían celebrado un Séder pascual anticipado (por ejemplo, el martes o miércoles), de modo que la Última Cena sí fue Pascua para ellos, pero ocurrida antes del arresto, reconciliando así que los sinópticos la llamen Pascua mientras que Juan aún la sitúa antes del comienzo oficial de la fiesta. Esta teoría del “Jesús con calendario de Qumrán” es ingeniosa y ha sido apoyada por algunos (incluso se ha señalado que el “hombre llevando un cántaro de agua” que guió a los discípulos a la casa –Marcos 14:13– podría insinuar una comunidad esenia, ya que llevar agua era tarea femenina normalmenteignitumtoday.com). No obstante, la mayoría de expertos no encuentra evidencias sólidas de que Jesús realmente adoptara el calendario esenio. El propio Papa Benedicto XVI, analizando esta propuesta, señala que aunque es fascinante, la hipótesis de Jaubert ha sido rechazada por la mayoría de los exégetas contemporáneosloc.ignatius.com. En resumen, no hay consenso en que la diferencia de calendarios explique por completo la discrepancia entre Juan y los sinópticos.
- Intervención redaccional en Marcos: Una postura crítica, sugerida por el profesor Michael J. Cook, plantea que el Evangelio de Marcos habría insertado deliberadamente una pequeña sección para presentar la cena como Pascua. Según Cook, el relato original de la Pasión asumía que Jesús sería arrestado “no durante la fiesta” (Marcos 14:1-2) y por tanto la Última Cena no era pascual. Marcos, no obstante, añadió los versículos 14:12-16 (que narran la preparación del cordero pascual) para dar a la cena un carácter pascualbibleinterp.arizona.edubibleinterp.arizona.edu. Esta inserción alteró la línea temporal original. Si se remueven esos versículos –argumenta Cook– las “anomalías” desaparecen y la cena recupera su cronología original: la de una comida ordinaria antes de Pascuabibleinterp.arizona.edu. Esta teoría sugiere que la tradición cristiana marcana transformó una comida de despedida en un Séder simbólico. Aunque es difícil probar modificaciones específicas, la propuesta ilustra cómo los autores pudieron tener motivaciones teológicas al enmarcar la Última Cena.
En síntesis, las interpretaciones eruditas oscilan entre dos polos: Última Cena como Pascua real (visión tradicional basada en sinópticos) y Última Cena como cena ordinaria con significado propio (visión crítica basada en Juan). Muchos especialistas modernos tienden hacia la segunda opción, enfatizando que el ritual completo del Séder pascual, tal como se conoce por la tradición rabínica, aún no existía formalmente en tiempos de Jesús o al menos no de forma idéntica
jewishcurrents.org. El profesor Jonathan Klawans, por ejemplo, subraya que el Séder pascual estructurado (con sus preguntas, cuatro copas de vino, Haggadah, etc.) se desarrolló después del año 70 d.C., tras la destrucción del Templo
jewishcurrents.org. Desconocemos exactamente cómo se celebraba la cena de Pascua en época de Jesús, pues las fuentes son escasas; presumiblemente implicaba sacrificar un cordero en el Templo, consumirlo esa noche con pan sin levadura (matzá) y hierbas amargas, y conversar sobre la liberación de Egipto, según los mandatos de Éxodo 12
jewishcurrents.org. Es lógico pensar que si la Última Cena fue Pascua, Jesús y sus discípulos siguieron esos lineamientos: comieron cordero asado con pan ácimo y hierbas, y celebraron en comunidad el recuerdo del Éxodo
jewishcurrents.org. Pero si no lo fue, entonces habrían consumido pan común (leudado), vino y otros alimentos de una cena normal (quizá guisados de verduras, aceitunas, etc., aunque los Evangelios solo mencionan explícitamente el pan y el vino). En cualquier caso, Jesús aprovechó esa cena final para darle un significado espiritual singular, independientemente de su naturaleza ritual.
Perspectivas históricas, arqueológicas y teológicas sobre la Última Cena
Desde la historia y arqueología, se intenta encuadrar la Última Cena en las prácticas reales del siglo I. Sabemos por textos y excavaciones que durante la Pascua judía de aquella época, los peregrinos acudían en masa a Jerusalén para sacrificar corderos en el Templo y luego comerlos en cenas familiares o de grupo. Los restos arqueológicos de huesos de cordero asado en Jerusalén atestiguan banquetes pascuales, y Flavio Josefo describe la multitud de sacrificios en Pésaj
biblicalarchaeology.org. Así, si Jesús celebró el Séder con sus discípulos, se habría enmarcado en esa gran celebración nacional. Por otro lado, las casas acomodadas de Jerusalén poseían comedores amplios (aposentos altos) donde se podían reunir grupos a cenar reclinados a la usanza de la época. El Evangelio menciona un “gran aposento alto arreglado” (Marcos 14:15), lo que coincide con domus de la ciudad alta de Jerusalén pertenecientes quizá a seguidores adinerados donde pudo tener lugar la cena. Tradiciones posteriores identificaron el sitio del Cenáculo, aunque la sala actual es medieval. Arqueológicamente no hay una certeza absoluta del lugar exacto, pero sí sabemos cómo eran esos espacios: probablemente un triclinium (habitación con divanes o cojines dispuestos en forma de U baja para reclinarse durante la comida, al estilo grecorromano adoptado en Judea). Reclinarse a la mesa era costumbre especialmente en la cena de Pascua para simbolizar libertad, pero también en cenas formales cualquiera. Esto concuerda con la imagen de la Última Cena donde “estaban a la mesa” reclinados. La arqueología, en suma, proporciona el contexto material: tipo de alimentos disponibles (ya descritos), vajilla de la época (copas de cerámica o metal para el vino, platos comunes, etc.), y las costumbres de comensalía (bendecir el pan y compartirlo, repartir el vino en copas comunes), todo lo cual encaja con la narrativa de los Evangelios.
En cuanto al análisis teológico, la Última Cena adquiere dimensiones de gran significado. Teólogos cristianos destacan que, fuese o no formalmente la cena de Pascua, Jesús le confirió un carácter de nueva alianza. En esa cena instituye el rito del Pan y el Vino como su Cuerpo y Sangre, anticipando su sacrificio en la cruz (ver Lucas 22:19-20, 1Corintios 11:23-25). Si fue una cena pascual, entonces Jesús se presenta como el nuevo Cordero pascual, cuyo sacrificio trae una redención definitiva –una idea muy presente en la teología joánica, donde Juan sincroniza la muerte de Cristo con la matanza de los corderos pascuales
biblicalarchaeology.org. Así, San Pablo dirá: “Cristo, nuestro Cordero pascual, ha sido sacrificado” (1Cor 5:7), estableciendo claramente la tipología Pascua->Crucifixión. Por otro lado, si la Última Cena no fue el Séder oficial, igualmente los elementos pascuales están simbólicamente ahí: Jesús habla de su “sangre de la alianza” (evocando la sangre del cordero del Éxodo) y del “nuevo pacto” que cumple las promesas antiguas. Muchos Padres de la Iglesia y teólogos clásicos (Agustín, Tomás de Aquino, etc.) consideraron la Última Cena como la primera Misa y entendieron a Jesús como celebrante de una Pascua nueva, transformando la antigua. La Iglesia Católica tradicionalmente enseña que la Última Cena sí fue una cena pascual (Misa in Coena Domini del Jueves Santo) en la que Cristo inauguró el sacramento de la Eucaristía
catholicstraightanswers.com. Este es el sentir litúrgico: el pan ácimo usado en la Eucaristía católica, por ejemplo, rememora que Jesús usó pan sin levadura en la Pascua
Sin embargo, teólogos y exégetas modernos como el ya citado Jonathan Klawans o el académico Bart Ehrman (entre otros) sugieren que los autores de los Evangelios pudieron haber teologizado la cronología para resaltar aspectos doctrinales. Por ejemplo, Juan tendría un motivo teológico al ubicar la muerte de Jesús en vísperas de Pascua: presentar a Cristo como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, un sacrificio pascual perfecto
biblicalarchaeology.org. Mientras, Lucas/Marcos/Mateo habrían querido vincular estrechamente la institución de la Eucaristía con la Pascua judía, mostrando continuidad y cumplimiento. Algunos eruditos (como Karl Georg Kuhn) han argumentado que “Lucas sitúa la Última Cena en un contexto pascual para enfatizar su significado teológico”
biblicalarchaeology.org. Por ende, desde la perspectiva teológica, lo importante no es solo la exactitud cronológica, sino el simbolismo religioso: Jesús celebrando la liberación de Egipto y proclamando una nueva liberación a través de su cuerpo y sangre.
Interesantemente, la Iglesia primitiva no limitó la conmemoración de la Última Cena a una vez al año en Pascua, sino que repetía la “fracción del pan” semanal o diariamente. Hechos de los Apóstoles 2:46 menciona que los primeros cristianos se reunían “partiendo el pan en las casas” con frecuencia. Esto indica, como señala Klawans, que la Eucaristía cristiana no se concebía solo en un contexto pascual anual, sino en reuniones ordinarias
biblicalarchaeology.org. Así, la Última Cena, aunque vinculada tipológicamente a Pascua, trascendió ese marco para los cristianos, convirtiéndose en el acto central de culto independiente del calendario judío.
Interpretaciones en diferentes tradiciones cristianas y judías
Dada la importancia de la Última Cena, diversas tradiciones religiosas han elaborado interpretaciones particulares sobre este evento:
- Tradición cristiana católica: Mantiene firmemente que la Última Cena fue la cena pascual de Jesús. Cada Jueves Santo, en la liturgia, se rememora a Cristo celebrando la Pascua y lavando los pies a sus discípulos, instituyendo la Eucaristía. Teólogos católicos subrayan la continuidad entre la Antigua y la Nueva Alianza: así como la Pascua conmemoraba la liberación de Israel por la sangre del cordero, la Misa conmemora la liberación del pecado por la sangre de Cristo, el Cordero verdadero. El Papa Benedicto XVI exploró la cronología en su obra Jesús de Nazaret: II, y aunque consideró la posibilidad del calendario esenio, concluyó que la esencia teológica no depende del detalle cronológico: “independientemente de si Jesús celebró la Pascua el jueves o no, Él mismo se entrega como Cordero pascual y realiza la nueva Pascua” (resumiendo su posición). En la práctica católica, el pan utilizado en la Eucaristía es ácimo (sin levadura) en recuerdo de la Pascuacatholicstraightanswers.com, y el vino es compartido como la “copa de la salvación”, reflejando elementos pascuales transformados.
- Tradición ortodoxa oriental: Las Iglesias ortodoxas comparten la visión de que la Última Cena fue una Pascua en la que Cristo inauguró el “Misterio Sagrado” (Sacramento) de su Cuerpo y Sangre. En la iconografía oriental, la Última Cena se representa con Jesús y los Doce participando de los Dones (pan y vino) como en una liturgia. No hacen tanto énfasis en los detalles históricos de si hubo cordero presente o no, sino en el misterio sacramental. En teología ortodoxa se habla de la “Mística Cena” que trasciende el tiempo, más que de un Séder en sentido estricto.
- Tradiciones protestantes: La mayoría de denominaciones protestantes mayoritarias (luteranos, anglicanos, reformados) coinciden en considerar la Última Cena como contexto pascual, por estar así en los sinópticos, aunque focalizan el significado en la institución de la Santa Cena (Comunión) como memorial de Cristo. Algunos teólogos protestantes críticos, siguiendo estudios académicos, reconocen la dificultad cronológica entre Juan y los sinópticos pero suelen armonizarla sin conflicto mayor o la consideran de importancia secundaria. Por ejemplo, ciertos estudios evangélicos sugieren que las diferencias pueden deberse a distintas maneras de contar los días o a propósitos teológicos de cada evangelista, pero en cualquier caso Jesús cumplía la Pascua definitiva. En general, en la predicación cristiana se habla de la Última Cena en términos pascuales, y raramente se menciona la posibilidad de que no lo fuera, ya que litúrgicamente se celebra dentro del Triduo Pascual.
- Perspectiva de eruditos judíos: Para el judaísmo como religión, la Última Cena no forma parte de su tradición (es un evento del Nuevo Testamento). Sin embargo, académicos judíos que estudian los orígenes del cristianismo han aportado visiones muy valiosas. Tienden a resaltar que un Séder tal como se conoce hoy (con Mah Nishtaná, cuatro copas, etc.) no existía aún en el año 30 d.C., sino que evolucionó después. Por ejemplo, el profesor Lawrence Schiffman y otros historiadores del Judaísmo del Segundo Templo explican que en tiempos de Jesús la Pascua se centraba en el sacrificio del cordero y una comida festiva, pero sin la liturgia rabínica fija que se estableció tras la destrucción del Templo. Muchos de estos eruditos, como Jonathan Klawans (judío no ortodoxo y experto en judaísmo antiguo), argumentan que es anacrónico pensar que Jesús siguió un “Séder” tal cual lo haría un judío medieval o modernojewishcurrents.org. Klawans concluye que probablemente la Última Cena no fue un Séder formal, sino una cena festiva común, y que los paralelos con la Pascua son reales pero genéricos (comer pan y vino era típico de cualquier comida judía, no exclusivo de Pascua)biblicalarchaeology.org. También estudiosos judíos como Geza Vermes señalaron que Juan podría haber preservado una cronología más histórica, en cuyo caso Jesús murió antes de Pascua, alineando con la idea de un cenáculo sin cordero. Por otro lado, Jacob Neusner y otros han señalado que, independientemente de la historicidad, el relato de la Última Cena muestra a Jesús actuando como jefe de familia judío, bendiciendo el pan y el vino en acción de gracias a Dios, lo cual es congruente con los modales judíos de la mesa. En resumen, la perspectiva judía académica suele desmitificar la idea de un Séder idéntico al actual, pero reconoce la Última Cena como un evento situado en la tradición de comidas comunitarias judías de su época.
- Tradiciones judías sobre Pascua: Si bien el judaísmo no conmemora la Última Cena de Jesús, es interesante notar que algunos judíos mesiánicos (judíos que aceptan a Jesús como Mesías) celebran un Séder de Pascua incorporando la interpretación cristiana, viendo en la matzá y en el vino símbolos de Jesús. No es una tradición mayoritaria, pero muestra otra variante de interpretación: combinan la liturgia pascual judía con la creencia cristiana de la redención en Cristo. Por su parte, el judaísmo rabínico tradicional, al leer el Nuevo Testamento históricamente, podría considerar que si Jesús hizo algo la víspera de su muerte, no podía ser el Séder correcto puesto que él murió antes de que empezara la festividad –esto según la cronología de Juan, que un lector judío tal vez encontraría más lógica. De cualquier modo, la Última Cena no ocupa un lugar en la liturgia judía; más bien, la preocupación de los sabios judíos tras el siglo I fue reconstruir la Pascua sin el Templo, lo que resultó en la Hagadá de Pesaj que conocemos. Irónicamente, esa reconstrucción ocurrió después de la época de Jesús, por lo que algunos comentaristas judíos han especulado que los Evangelios podrían ser uno de los pocos testimonios indirectos de cómo pudo ser una cena pascual en el Templo –por ejemplo, se deduce que cantaron un “himno” al final (Mt 26:30), posiblemente el Hallel (Salmos 113-118) que era costumbre cantar al concluir la Pascua, lo cual concuerda con prácticas judías antiguas.
En conclusión, la naturaleza de la Última Cena sigue siendo objeto de estudio interdisciplinario. La evidencia histórica y arqueológica nos informa sobre la dieta y costumbres de la Judea del siglo I –una sociedad agraria con estrictas normas alimentarias–, proporcionando el trasfondo de aquel acontecimiento. A su vez, los análisis teológicos y las tradiciones religiosas resaltan el profundo significado que la Última Cena tiene para la fe cristiana, sea interpretada como una cena pascual o como una cena singular de despedida. Las fuentes bíblicas permiten ambas lecturas, y los expertos continúan debatiendo cómo armonizar los datos. No obstante, todos concuerdan en que esa cena, pascual o no, estuvo en el centro de la fundación del ritual cristiano de la Eucaristía y simbolizó la transición hacia una nueva comprensión de la redención. Como dice Jonathan Klawans, quizá “desearíamos saber más” sobre cómo se celebraba exactamente la Pascua en tiempos de Jesús, pero las fuentes no lo aclaran del todo
jewishcurrents.org. En cualquier caso, la Última Cena queda como uno de los banquetes más famosos de la historia, cuyo contexto culinario-cultural hemos explorado y cuyo significado espiritual sigue inspirando reflexiones en las tradiciones tanto cristianas como judías.
Referencias:
- Susan Weingarten, “The Ancient Diet of Roman Palestine,” Biblical Archaeology Review 45:2 (Mar/Apr 2019)biblicalarchaeology.orgbiblicalarchaeology.orgbiblicalarchaeology.org.
- Lina Zeldovich, “What Archaeology Tells Us About the Ancient History of Eating Kosher,” Smithsonian Magazine (May 25, 2021)smithsonianmag.comsmithsonianmag.com.
- Abra Spiciarich, Lidar Sapir-Hen et al., estudio sobre restos animales en Jerusalén (Segundo Templo), resumido en Ynetnews (28 May 2017)ynetnews.comynetnews.com.
- José M. Soriano del Castillo, “¿Qué se comía en Judea en tiempos del nacimiento de Jesús?”, The Conversation (reproducido en Israeleconomico.com, 2023)israeleconomico.comisraeleconomico.com.
- Jonathan Klawans, “Was Jesus’ Last Supper a Seder?”, Bible Review 17:5 (Oct 2001), repr. en BibleHistoryDaily.combiblicalarchaeology.orgjewishcurrents.org.
- Michael J. Cook, “The Last Supper & Passover: Overlooking the Obvious?”, The Bible and Interpretation (March 2013)bibleinterp.arizona.edubibleinterp.arizona.edu.
- Lawrence Bush (ed.), “Was the Last Supper a Seder?”, Jewish Currents (April 14, 2017)jewishcurrents.orgjewishcurrents.org.
- Papa Benedicto XVI (Joseph Ratzinger), Jesús de Nazaret II: Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección (2011), pp. 128-135loc.ignatius.com.
- Evangelios sinópticos (Mt 26, Mc 14, Lc 22) y Evangelio de Juan (Jn 13 y 19) – relatos de la Última Cena y Pasiónbiblicalarchaeology.orgbiblicalarchaeology.org.
- Hechos de los Apóstoles 2:46-47 – referencia a la fracción del pan cotidianabiblicalarchaeology.org.
Follow Me