El nombre «patatas bravas» proviene del adjetivo «bravo», que en este contexto se refiere a la fuerza o el picante de la salsa que suele acompañar a las patatas fritas. De hecho, la palabra «bravo» se usa en España para referirse a algo que es picante o tiene carácter fuerte. Por lo tanto, «patatas bravas» se traduciría como «patatas picantes» o «patatas con salsa fuerte».
La etimología exacta del nombre «patatas bravas» también es objeto de debate y no está clara. Algunas teorías sugieren que el término «bravas» se refiere al sabor picante de la salsa, mientras que otras apuntan a que hace referencia a la forma en que se cortan las patatas (en cubos irregulares o «bravos»). También se ha especulado que el término «bravas» podría haber sido originalmente un término coloquial que se usaba en bares y tabernas para referirse a cualquier tipo de tapa o aperitivo que se sirviera con una salsa picante. Sea cual sea su origen, hoy en día las patatas bravas son un plato muy popular en toda España y se pueden encontrar en muchos bares y restaurantes, a menudo con variaciones regionales en la receta y presentación.
Una de las primeras anotaciones sobre el término “patatas bravas” es en 1967, cuando el periodista Luis Carandell, en su libro «Vivir en Madrid» escribió:
“… las patatas bravas, que en algunos sitios se llaman “patatas a lo pobre”, son patatas fritas con salsa picante, como uno se imagina que los pobres comerían las patatas, es decir, untando pan en la salsa”.
Angel Muro hace referencia a estos platos en 1893 y decía:
«… cualquier salsa, cualquier aliño, conocidos o por conocer, convienen a las patatas, […] incluso con sebo y con azafrán, que es como las gastan los pobres de Madrid».
Aunque la referencia de Ángel Muro hace mención a las patatas como alimento de los pobres de Madrid, no se especifica que la preparación incluya la salsa brava. Es posible que las patatas fritas hayan sido un alimento popular y económico en Madrid desde hace mucho tiempo, pero la preparación con salsa brava parece ser más reciente, surgida en los años 60 del siglo XX. A partir de ahí, el plato se popularizó rápidamente y se convirtió en una tapa clásica de los bares y restaurantes de España.
Quién inventó las patatas bravas sigue siendo un misterio, pero se cree que el plato se originó en Madrid alrededor de la década de 1960. Dos bares madrileños, Casa Pellico y La Casona, a menudo se atribuyen la creación de este popular plato. Ambos establecimientos fueron muy populares en su época y las patatas bravas eran uno de los platos más demandados por los clientes. Aunque el origen exacto sigue siendo incierto, las patatas bravas se han convertido en un plato emblemático de la cocina española y se pueden encontrar en bares y restaurantes de todo el país.