🔪 Truco de cocina
¿Cansado de que el pan rallado pierda su textura crujiente después de algunos días? Un truco eficaz y poco conocido para mantenerlo fresco y listo para usar consiste en aprovechar la capacidad de absorción de la sal gruesa. Guarda tu pan rallado en un recipiente hermético y añade una bolsita hecha con un pequeño trozo de tela o gasa rellena de sal gruesa al recipiente. La sal actúa como un agente deshidratante, absorbiendo la humedad que normalmente haría que el pan rallado se empapara o se endureciera.
Este método es particularmente útil en climas húmedos o si compras pan rallado a granel. Además, es excelente para quienes prefieren hacer su propio pan rallado casero y desean conservar su frescura por más tiempo. Asegúrate de cambiar la sal cada semana para mantener su efectividad. La bolsita de sal también es reutilizable: basta con dejarla secar completamente para volver a incorporarla en el recipiente.
Complementa este truco con el uso de un rallador para convertir panes duros o sobrantes en pan rallado casero. No solo es una forma de ahorrar, sino también una excelente manera de asegurar que el sabor y la textura de tu pan rallado se mantengan siempre frescos. Con este método, las recetas que requieren una cobertura crujiente, como milanesas o gratinados, siempre estarán a la altura de las expectativas. Prueba este enfoque para darle un toque profesional a tus platos caseros.
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