Los fabricantes de latas de bebidas se oponen radicalmente al Sistema de Depósito, Devolución y Retorno de Envases (SDDR) que impulsa la Generalitat Valenciana. Lo tachan de «arbitrario, injusto» e inútil. En su opinión, no mejorará la tasa de reciclaje, encarecerá el producto y disminuirá el consumo.
La Generalitat, con la oposición de todos los actores que deben implantar el sistema, quiere que en 2018 todos los envases de bebidas de metal, plástico, vidrio y briks sean devueltos en buen estado en los puntos de recogida habilitados, que serán los supermercados y todos los comercios que vendan estos productos. El coste extra de las bebidas -10 céntimos- será recuperado con su devolución.
La Conselleria de Medio Ambiente está decidida a implantar este sistema de incentivos para el reciclaje pese a la decidida oposición de decenas de organizaciones empresariales. La patronal de las latas de bebidas es una de ellas. En una rueda de prensa, el lobby asegura que ya se recuperan un 87% de las latas, cifra que el SDDR no mejoraría.
Al contrario, asegura: el coste del reciclaje se multiplicaría por 30, el precio de cada lata aumentaría entre el 8 y el 35% y el sistema podría generar disfunciones: confusión entre los consumidores -el SDDR, que no es válido para todos los envases, conviviría con el contenedor amarillo- y ruptura de la unidad de mercado: las latas de comunidades cercanas, exentas de la tasa de 10 céntimos, podrían transportarse a la Comunidad Valenciana para hacer negocio, como habría sucedido en Finlandia o Croacia.
Los mitos del SDDR
La patronal, que engloba a los fabricantes de latas, los proveedores de materia prima -acero y aluminio, básicamente- y los productores de las anillas, se ha empleado a fondo para desacreditar el SDDR, un sistema «innecesario» cuyo impulso atribuyen al interes puramente económico del fabricante de las máquinas que reciclarían los envases.
Según la asociación, la SDDR no funciona en 40 países, como defienden sus promotores. Apenas en un puñado: Alemania, los cuatro escandinavos, dos bálticos (Estonia y Lituania), Islandia y Croacia y parcialmente en Estados Unidos, Australia y Canadá. En otros lugares (Reino Unido, Francia, Italia o Suiza) se habría descartado el sistema tras el estudio y debate previo.
Sus resultados, además, serían flojos, o al menos, lejos de las expectativas -mejora de tasa de reciclaje- que se generan. En Alemania y Noruega el porcentaje de envases reciclados a través del SDDR es, con el sistema ya a pleno rendimiento, es bajo: apenas un 2,7 y un 1,4% respectivamente.
La patronal de las latas se ofrece a la Generalitat para mejorar el actual sistema pero rechaza el SDDR y no descarta batallar por vía judicial contra su implantación, muy contestada por los supermercados y los comercios -que deberán encargarse de la recogida de los envases devueltos y habilitar espacio para ello- y las entidades que ahora gestionan el reciclado, Ecoembes, por ejemplo.
La Conselleria de Medio Ambiente, sin embargo, está decidida a ser la pionera en la introducción de este sistema en España. La vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, de Compromís, apoya el SDDR. El presidente, Ximo Puig (PSPV-PSOE), es más prudente: Ha pedido «diálogo» para superar la oposición a la iniciativa.