Durante poco más de un mes, del viernes 19 de octubre al domingo 25 de noviembre, el Grao acoge esta octava edición de las Jornadas Gastronómicas del Arroz a Banda, en las que participan estos doce restaurantes: Brisamar, Mediterráneo, Casa Santiago, Casa Juanito, Nou Escull, Golf Azahar, La Trocha, La Ola, Tasca El Puerto, Ri & Co Bistro, La Ballena y Casa Lola. Todos ellos ofrecen menús con un precio unificado entre 25 y 30 euros (IVA incluido), compuestos de un aperitivo de bienvenida, un entrante, el típico arroz a banda completo y, para terminar, un rico postre de la casa.
Así es el arroz a banda
El arroz a banda era, en su origen, un sencillo guiso marinero que los pescadores, mientras faenaban, elaboraban con las capturas más simples, los pescados que no tenían una fácil salida comercial en tierra: la llamada morralla. Con ella, patatas y agua, preparaban un caldo en el que luego cocían el arroz.
La particularidad de este plato —muy distinto a la paella, aunque el ingrediente principal sea el mismo— es que se servía por separado: por un lado el arroz, aderezado con alioli y, por otro, el pescado. Puede decirse, por tanto, que el arroz a banda son, en realidad, dos platos en uno. Pero con el paso de los años fue enriqueciéndose al sustituir la morralla por pescados de mayor calidad, como el rape, el mero o la raya, hasta alcanzar categoría de sabroso manjar.
“Desde nuestra Asociación queremos animar a los amantes de la cocina tradicional a disfrutar de estas Jornadas del Arroz a Banda del Grao, porque representan la auténtica cocina de a bordo de la gente del mar, y con ellas contribuimos a mantener viva la tradición marinera de Castellón de la Plana”, comenta Lola Martínez, presidenta de la Asociación Grao Centro Gastronómico.
Sabores de Castellón
Estas jornadas gastronómicas casi coinciden, también en el Grao, con otras donde lo que se potencia es la micrococina: la Ruta de Tapas Sabores Castellón, del 25 de octubre al 18 de noviembre.
Una excusa perfecta para visitar Castellón de la Plana y, tras degustar su cocina, brujulear por su casco antiguo y admirar sus joyas patrimoniales, como la torre-campanario El Fadrí, la Concatedral de Santa María, la Lonja del Cáñamo o la Basílica del Lledó.