Casi medio siglo de estudios desmontan el mito del colesterol del huevo y reivindican su papel como aliado de la salud. ¿El problema? Aún hay quien sigue creyendo que comer uno al día es jugar con fuego.



VALENCIA. Durante décadas, el huevo ha sido el chivo expiatorio de las dietas. Uno de esos alimentos que, pese a ser baratos, accesibles y tan completos como un multivitamínico con cáscara, han sido señalados con el dedo por la ciencia, los titulares alarmistas y el boca a boca de cuñados preocupados por el colesterol.
Y como suele pasar en estos casos, la realidad era mucho más sabrosa y menos dramática.
Porque ahora, en pleno 2025, un estudio que ha seguido a miles de personas durante 48 años viene a confirmar lo que las abuelas sabían desde siempre: el huevo, si se come con cabeza, no solo no mata, sino que te hace bien. Pero como esto va de desenredar mitos, lo vamos a explicar todo, paso a paso, como si estuviéramos en una clase de ciencias con aroma a tortilla francesa recién hecha.
El huevo, ese eterno sospechoso habitual
Todo comenzó en 1968. Mientras la humanidad soñaba con la Luna y los Beatles sacaban Hey Jude, la Asociación Americana del Corazón decidía lanzar una recomendación que cambiaría el desayuno de millones: cuidado con los huevos, que tienen colesterol.
Y ahí empezó el apocalipsis de la yema.
Restaurantes que ofrecían solo claras, nutricionistas que hablaban del huevo como si fuera uranio, y gente que, literalmente, pasaba de comerse un huevo frito por miedo a “tapar las arterias”.
La consecuencia fue inmediata: menos consumo y más confusión. Porque a la vez que se demonizaban los huevos, la bollería industrial seguía campeando a sus anchas. Cosas de la coherencia dietética de los 80.
Un estudio que lo cambia (casi) todo
Avancemos hasta 2025 y miremos el último estudio publicado en Nutrients. No es un informe cualquiera: es un seguimiento exhaustivo, meticuloso, casi obsesivo, de 6.300 personas durante 48 años. Sí, casi medio siglo de datos sobre consumo de huevos.
¿El hallazgo? Aparte de que algunas personas tienen más constancia en el desayuno que en sus relaciones sentimentales, los investigadores descubrieron que:
- En los años 70, la gente comía unos 3,6 huevos a la semana.
- En los 80 y 90, tras el boom del miedo al colesterol, el número bajó a 1,8 huevos semanales.
- En 2021, ya sin restricciones oficiales, el consumo volvió a niveles normales: 3,4 huevos por semana.
Pero lo más curioso es que el 22,1 % de los participantes seguía limitando su consumo por miedo al colesterol, basándose en recomendaciones médicas desfasadas o simplemente en “lo que siempre se ha dicho”.
Entonces… ¿el colesterol del huevo es malo?
Vamos a dejarlo clarísimo:
No.
O mejor dicho: no es tan malo como se pensaba. Porque el colesterol del huevo no se comporta igual que las grasas saturadas que sí elevan el colesterol LDL (el malo, el de los sustos en el cardiólogo). De hecho, hay evidencia de que puede incluso aumentar el colesterol HDL (el bueno), que ayuda a limpiar las arterias.
En palabras más claras: el huevo no es el problema, lo es cómo lo acompañas. Si lo fríes en medio litro de aceite y lo pones sobre una tostada de pan blanco con bacon industrial, igual no estás ayudando a tu corazón. Pero eso no es culpa del huevo.
Beneficios reales, más allá de la polémica
Vamos con lo que sí aporta el huevo. Que, por cierto, es mucho más de lo que parece:
- Proteína de alta calidad, ideal para reparar tejidos, construir músculo o simplemente sobrevivir al lunes.
- Vitaminas A, B12, D, E y folato, lo cual lo convierte en un multivitamínico natural que, además, puedes mojar en pan.
- Minerales como hierro y selenio, que no solo suenan importantes, sino que lo son.
- Luteína y colina, claves para la salud ocular y cerebral.
Vamos, que un huevo es básicamente una cápsula nutricional disfrazada de desayuno.
¿Y cuántos huevos puedo comer sin drama?
Según los expertos que han participado en el estudio (y otros tantos que llevan años diciendo lo mismo sin que nadie les escuche), la recomendación sensata es:
- 1 a 2 huevos enteros al día están bien para la mayoría de personas.
- Si necesitas más proteína, puedes añadir claras sin miedo.
- Y, sobre todo, cuida cómo los cocinas. A la plancha, cocidos, revueltos con verduras… bien. Fritos en aceite hasta que crujan como patatas chip… no tan bien.
La clave: educación alimentaria, no histeria nutricional
Una de las conclusiones más interesantes del estudio no tiene tanto que ver con el huevo como con cómo nos llega la información nutricional. Porque las guías pueden cambiar, los estudios avanzar, pero si nadie se entera, seguimos cometiendo los mismos errores de los 70.
Y lo peor: los profesionales sanitarios también arrastran mitos. Algunos médicos siguen recomendando limitar el huevo sin haber actualizado su formación en años. Y claro, si lo dice la bata blanca, ¿quién se va a atrever a contradecir?
Entonces, ¿el huevo vuelve a estar de moda?
Sí. Pero en realidad, nunca debería haber dejado de estarlo. Ha pasado de ser el villano del colesterol a ser reivindicado por chefs, nutricionistas, culturistas, abuelas, y hasta influencers que descubren que un huevo cocido queda bonito en Instagram.
Y lo mejor de todo es que sigue siendo barato, versátil, y delicioso.
La única advertencia real: el exceso
¿Puedes comer cinco huevos al día? Poder, puedes. Pero no deberías, salvo que estés en un régimen específico o bajo supervisión médica.
¿Por qué? Porque tanta proteína puede saturar tu organismo, te llena demasiado y puede desplazar otros nutrientes importantes de tu dieta. Además, como en todo, el equilibrio es la clave.
Y no olvidemos que el huevo es un alimento potente, pero no mágico. No va a compensar una dieta basada en ultraprocesados, y no va a hacerte inmortal. Pero sí puede ayudarte a comer mejor.
En resumen: el huevo es inocente, señoría
La próxima vez que alguien te diga que “comer huevos todos los días es malo”, respóndele con datos. O mejor: con una tortilla de verdad, de esas que no necesitan explicación.
Porque si algo nos enseña este estudio es que los hábitos alimentarios se cambian con evidencia, no con miedo.
¿Y tú? ¿Sigues limitando el huevo por viejos mitos o ya lo has reivindicado como el superalimento que es? Porque puede que no te cambie la vida, pero oye, un desayuno con huevo siempre es un buen punto de partida. 🍳
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