Nadie escapó de la crisis, ni siquiera la cocina española, que tuvo que reordenar su cartera de negocios, parar los proyectos más ambiciosos y pasarse en masa a los nuevos formatos de restauración low cost o elegant fast food
- Asociarse con hoteles. Los chefs de más prestigio se están apuntando a una tendencia muy rentable: la de las cadenas hoteleras de abrir restaurantes bajo su marca, algo que le permite a los hoteles superar la mala fama gastronómica que sufren y a los cocineros, cobrar cuantiosas comisiones sin demasiado esfuerzo.
- Tapas de lujo. Lo de crear sitios de tapas es otra moda que se está extendiendo. Ahí está Arola con Vi cool o Larumbe con Plató. Pero son apenas dos ejemplos de una legión creciente.
- Lujo low cost. Restaurantes con servicio de cinco tenedores y una oferta gastronómica imaginativa y sofisticada, creada por el chef, pero con productos relativamente baratos, es el nuevo huevo de colón de estas glorias de la cocina. Permite a los amantes de la buena mesa darse un festín por 30 o 40 euros.
- Comer en la cocina. Primero fue lo de abrir la cocina al comedor. Más interesante es la idea de poner algunas mesas en la cocina y sentar ahí a los clientes dispuestos a pagar un poco más. Todo un privilegio que ofrecen Santi Santamaría y otros chefs. Con un poco de suerte, le pueden ver incluso dictar órdenes y probar algún plato.
- La bodega como comedor. Las bodegas, que antes sólo servían para guardar las miles de botellas del restaurante, han sido convertidas en un escenario más para celebraciones, cócteles e incluso comidas normales. El único problema es que en esos espacios hace un poco de frío. Santamaría o Sandoval se han apuntado a la tendencia.